Oriental Popular Norte

Publicado el David Leonardo Carranza Muñoz

La pancarta contra Win+: Millos 2 – Boyacá Chicó 1

Tomada de la cuenta de Twitter @Lopagarasumadr3

El fútbol es un fenómeno popular manejado por pocos. Una dicotomía entre la alegría de las masas y el capricho de los empresarios.

El partido de Millos contra Chicó llevaba apenas unos 10 minutos. En el arco estaba Martínez, cuya titularidad le dio espacio a Godoy en el mediocampo. La expectativa de todos estaba puesta en esa formación. Sin embargo, en oriental norte se escucharon gritos contra la Policía que venían de oriental sur. El ruido desvió la atención del partido y la concentró en las barandas del segundo piso.

Cuando las personas que estábamos del otro lado del estadio volteamos la mirada solo se vieron unas personas vestidas de verde fluorescente en el segundo piso y montón de hinchas cantando “tombos, tombos, hijueputas”.

El primer gol de Millos llegó al minuto 57. Recuperación de Duque, pase a Godoy y una habilitación con la zurda que Ayron convirtió en gol. Dos pases y un gol. Por un momento sentí que éramos el Liverpool: Ayron nuestro Salah y Gamero nuestro Klopp. Es muy fácil que la ilusión nos juegue malas pasadas.

Pronto volvimos a un fútbol mediocre. De repente Martínez tomaba el balón, se tiraba al piso y fingía un dolor. El Millonarios del que me hice hincha no es un equipo que quema tiempo en un partido contra Chicó, que solo ganamos 1 – 0 y en el que quedan 15 minutos de juego. De esa forma, los debates con los amigos hinchas de Nacional que argumentan que Millos solo es historia se vuelven terrenos propicios para la derrota.

Las 12.659 personas que fuimos al Campín exigíamos más de un equipo que hace 11 fechas no ganaba. Esa necesidad de buenas noticias se ahogó luego de que Hansel Zapata quedara en fuera de lugar por lo menos cuatro veces en el segundo tiempo. No hay optimismo que resista a lo absurdo.

Al minuto 81 el “Chicho” Arango hizo un gol que pocos esperábamos. Media distancia y al ángulo. Los hinchas fuimos resarcidos en pequeña medida por los malos resultados desde hace cinco meses.

Por fin era una noche feliz, pero otra vez el sentimiento no pudo ser completo. Minuto 90, el árbitro Éder Vergara pita una falta que solo él vio. Los jugadores de Millos, una vez más, en otro cuento. Vargas deja cobrar rápido, Elvis Perlaza se da cuenta tarde de que su marca le lleva mucha ventaja y Breiner Paz no llega a tiempo para cubrir a Nelino Tapia. Gol de Chicó. Siempre hay alguien dispuesto a sacar provecho de la ingenuidad del otro.

No fue sino hasta después del partido que me enteré de lo que había pasado en oriental sur con los policías. Habían quitado una pancarta en la que se leía “#Lopagarásumadre”, el eslogan de la campaña contra el canal Win+ y su monopolio sobre el fútbol colombiano.

Había que cuidar el negocio. La orden de quitar la pancarta la tomó el comisario de campo, según las primeras versiones. De acuerdo con el Código Disciplinario Único de la Federación Colombiana de Fútbol, Millonarios resultaría culpable por permitir la “exhibición de pancartas, carteles, o la distribución de volantes de carácter irrespetuoso para la Federación Colombiana de Fútbol, la Dimayor, DIFUTBOL, liga o los directivos del fútbol, oficiales u oficiales de partido”.

Si Win+ es un canal privado, que no hace parte de la Federación ni de la Dimayor, esa orden no tuvo sentido. Qué extraños que son los medios cuando se rasgan las vestiduras ante cualquier amague de restricción a la libertad de expresión, pero se suman a los autoritarios según la conveniencia empresarial. Qué infame cuando dejan ver los hilos de la marioneta y se quedan en silencio. Qué triste cuando la realidad demuestra que el fútbol es un encanto popular usado por unos cuantos como dispensador de billetes.

Comentarios