Día de playa en la Vuelta. Baño de sol. La octava etapa fue un recorrido por el litoral, a orillas del Mediterráneo. Jornada sin dificultades mayores, sin muchas emociones, sin vientos fuertes y sin caídas. Día de balnearios, de hoteles a lado y lado, de turistas, de temperatura alta, de fuga corta y de una esperada llegada al esprint. Fueron 173 kilómetros de la debutante en la Vuelta Santa Pola, en Alicante, a la repitente como meta Manga del Mar Menor, en Murcia. En la carretera construida sobre una franja de arena que separa el Mar Menor del Mediterráneo Fabio Jakobsen bronceó su segunda victoria en la Vuelta.
La etapa 8 era la cuarta oportunidad para los esprinters puros. El terreno llano y llegada en recta luego de dos jornadas intensas y antes de la primera meta en premio de categoría especial convirtieron el recorrido costanero en un tránsito perfecto para llevar la etapa con calma. El primer intento de fuga corta recibió licencia del grupo. Tres españoles, de equipos ProTeams, se embarcaron en la aventura. Ander Okamika, del Burgos-BH; Aritz Bagües, del Caja Rural; y Mikel Iturria, del Euskaltel-Euskadi animaron la carrera y disputaron el esprint intermedio, único paso puntuable de la jornada. El grupo les dio caza después de 138 kilómetros de cabalgata y dispuso todo para la llegada masiva.
La Manga del Mar Menor ha sido durante años uno de los principales balnearios vacacionales del Mediterráneo. La ciudad ocupa los 22 kilómetros del angosto cordón literal que encierra el llamado Mar Menor, una laguna salada que hoy sufre un atentado ambiental en sus aguas por culpa de los incontrolados vertidos que recibe y en las que todos los días aparecen cientos de peces muertos. El desastre ecológico pudo conocerse gracias a la presencia de la Vuelta en la región. Allí, entre las pancartas que demarcaban la meta y las que expresaban las protestas por el SOS ambiental en el Mar Menor, levantó los brazos Fabio Jakobsen para reclamar su segunda victoria. El belga de 24 años,cruzó la meta para refrendar ante el mundo que ha vuelto a ser competitivo.
El esprint no fue limpio, la llegada fue tan turbia como las aguas del Mar Menor. El lanzador del Deceuninck, Florian Sénéchal, y el rematador del UAE, Sebatian Molano, fueron sancionados por manioibras peligrosas. Jakobsen superó en los 200 metros finales a Alberto Dainese del DSM y a Jasper Philipsen del Alpecin-Fenix, a quien le quitó la camiseta verde de la clasificación de puntos. Fue la única emoción alta del día. No hubo más batallas. Los jefes de filas las guardaron para mañana. Hoy no querían sorpresas.
Mañana llega la alta montaña. La etapa llegará al Alto de Velefique, el primer premio de montaña de categoría especial en esta edición de la carrera, con paso previo por El Collado, a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar. Entre el líder Roglic y el décimo en la clasificación, Yates, apenas hay 1’22». Será un día sin pausa, sin descanso. No habrá tiempo de tomar el sol.