Los romanos conquistaron la península ibérica de Sur a Norte, y cuando llegaron a la Costa Atlántica afirmaron que habían llegado al fin del mundo conocido. Al frente tenían los acantilados del Cabo de Finisterre, en Galicia, que para ellos fue la provincia de Gallaecia. Los recursos mineros de esas tierras gallegas, habitadas por pueblos celtas, atrajeron al imperio. Después se asentaron allí, en diferentes épocas y con periodos de tiempo muy diferentes, suevos, visigodos, vikingos y árabes. Hoy es una comunidad autónoma española y el ella estará la Vuelta desde hoy hasta el domingo cuando termine con una contrarralej en Santiago de Compostela. La etapa 19 llegó hoy al pintoresco pueblo gallego de Monforte de Lemos. Allí levantó los brazos Magnus, un danés con un nombre latino que significa «grande».
La antepenúltima etapa estaba clasificada como de media montaña. Salió de Tapia de Casariego en Asturias y terminó 191 kilómetros después frente al Monasterio de San Vicente del Pino, en Galicia, a orillas del Río Cabe. Después de las duras subidas a Covadonga y el Gamoniteiru, se esperaba un día tranquilo para que la fuga se robara todo el protagonismo. En los primeros 60 kilómetros había tres premios de montaña cortos, uno de tercera y dos de segunda categoría. Después, la altimetría mostraba un terreno mayoritariamente en descenso, que en la carretera se transformó en un sube y baja constante. El cansancio no se notó. Hubo fuga y fue mayoritaria, pero el día no fue pasivo. Con casi 3.500 metros de desnivel acumulado el promedio superó los 43 kilómetros por hora.
En la escapada se embarcaron 18 pedalistas de 15 equipos. El control en el grupo lo hicieron el Bike Exchange y el DSM, que pensaban en una posible llegada al esprint. De hecho, la fuga nunca tuvo más de tres minutos a su favor. Al paso por la muralla romana de Lugo, la única del mundo que conserva todo su perímetro, la cacería parecía inminente. Faltaban 38 kilómetros, los 18 de adelante empezaron a ser absorbidos de a uno por el grupo principal y la diferencia era apenas de 40 segundos. Una caída en el grupo obligó el abandono del surafricano Louis Meintjes, que sumó a una lista de abandonos en la jornada que incluía a Segio Luis Henao y Sacha Modolo. Todos pensaban en la lllegada masiva, menos seis pedalistas que sobrevivían de la fuga al frente de la etapa: Oliveira del UAE, Simmons del Trek, Bagioli del DQS, Roux del FDJ, Kron del Lotto Soudal, Cort Nielsel y Craddoc del EF.
El final fue dramático y emotivo. Lawsson Craddok se echó la fuga al hombro para tratar de llegar a la meta, trabajando a fondo para su compañero Magnus Cort Nielsen. La fuga le apostó a un esprint corto. En el grupo, hasta el líder de la montaña, Michael Storer, tuvo que aportar en un intento por alcanzar la fuga para lanzar a Albeto Dainese. Ganaron los de la fuga. Entraron a la meta con 18 segundos frente al colectivo mayor que a pesar del esfuerzo, no pudo alcanzarlos. Magnus volvió a ser grande. Ya había ganado dos veces. En el Atlo de la Montaña Cullera ganó desde la fuga y entró con Roglic llegándole a rueda. En Córdoba se impuso al esprint, luego de una selección previa del grupo en la montaña. Hoy ganó entre los seis sobrevivientes de la fuga, aprovechando su punta de velocidad. Sumó una tripleta de victorias con fórmulas diferentes. Magnus, el grande.
A la Vuelta le quedan solo dos etapas. La del domingo es una contrarreloj larga. la de mañana es una jornada quebrada y larga. Serán 202 kilómetros divertidos, con un perfil que sugiere una «clásica» dentro de la carrera; una especie de «mini Lieja», con cinco subidas cortas y explosivas categorizadas, entre ellas, un muro en la llegada. Última etapa en línea, con un perfil para que la gane un grande.