Una lluvia pertinaz y cansona acompañó de principio a fin la penúltima etapa de La Vuelta. Jornada dura en la Sierra de Gredos. En 189 kilómetros había seis puertos categorizados. La fatiga de tres semanas se notaba en los 153 sobrevivientes de las carrera. La de hoy era la fracción número 20 de las 21 programas, pero todos sabían que era el último round para los aspirantes al podio. Había 4.500 metros de desnivel escondidos entre las cimas de una pequeña cordillera que fue declarada hace poco parque nacional. Batalla final. La ganó el ciclista más joven de la carrera.
Etapa dura desde el inicio. La salida fue en Arenas de San Pedro, en el Valle del Tiétar. Era la última cita con la montaña y ésta se hizo presente acompañada de una llovizna incómoda que se montó en la etapa hasta el final. El ritmo fue alto de entrada. Cuando comenzó el primer ascenso del día, en el Puerto de Pedro Bernardo, ya había 9 corredores en una fuga sin futuro por los constantes ataques en el colectivo principal. Libreto repetido: el Astana movía la carrera y el Jumbo-Visma los neutralizaba. Los demás equipos se quedaron a la expectativa. Así subieron el Puerto de Serranillos, el Alto de Navatalgordo y el Puerto de Chía.
A falta de dos ascensos, el Astana rompió el pelotón. En la subida al Puerto de Peña Negra, Miguel Ángel López gastó todos sus cartuchos. Lo intentó en dos ocasiones, pero no pudo abrir hueco. Sus dos ataques los salió a marcar el líder Primoz Roglic, y a rueda de él estuvieron atentos los otros hombres de clasificación general. López lo intentó, batalló y atacó. Agotó su munición. Al final perdió la camiseta blanca de mejor joven y su cuarto puesto en la tabla. Lo hizo con las botas puestas.
Era el último chance para mover la clasificación general. Había cinco hombres con posibilidad de podio y ya Supermán López había gastado todos sus poderes. La línea de meta estaba en la Plataforma de Gredos, un lugar cualquiera en medio de una carretera metida en la montaña, del que parten todas las rutas de senderismo hacia la sierra. Lugar de paso. Ruta sinuosa. La carretera la construyó el general Francisco Franco en 1945 cuando empezó a practicar la cacería los fines de semana. Excentricidades de un dictador.
Roglic corrió a la defensiva, como lo hizo desde que ganó la contrarreloj. Cada kilómetro avanzado era para él un paso hacia el título. Movistar tenía doble podio pero su interés estaba centrado en defender el subtítulo de Alejandro Valverde. Así las cosas, el único que podía mover la clasificación era el juvenil Tadej Pogacar, que siempre estuvo sin equipo en los momentos definitivos. A 4,5 kilómetros de la cima del penúltimo puerto lanzó un ataque tan duro como las rocas de las montañas de Gredos. El esloveno se marchó en solitario cuando faltaban 34,2 kilómetros por recorrer. Lo volvieron a ver en el la tarima de premiación.
La semana que viene, Pogacar celebrará su cumpleaños número 21. También festejará las tres victorias de etapa, la camiseta blanca de mejor joven y el tercer cajón del podio en su primera carrera de tres semanas. Su paisano Primoz Roglic se convertirá mañana en Madrid en el primer ciclista en la historia de su país en ganar una gran vuelta. En el Paseo de la Castellana ondeará un tricolor: blanco, azul y rojo. Hay que llevar paraguas, porque no para de llover.