«Supermán» se puso hoy por primera vez en la historia la camiseta del color de su capa. El colombiano es el primero en la clasificación general de la Vuelta a España tras una etapa corta, con un recorrido urbano, disputada por equipos y en contrarreloj. El Astana puso el mejor guarismo en la meta y Miguel Ángel López fue el primero de este colectivo en cruzar la línea. Como dicen en la península: Es líder ¡y olé!
En los últimos años, a la Vuelta le ha gustado intentar cosas diferentes para el inicio de la carrera. La rampa de salida hoy era una plataforma colocada sobre una montaña de sal. Las de Torrevieja son las salinas más importantes de toda Europa, fueron una posesión real desde el siglo XIII, se las apropiaron los moriscos en el siglo XV y fueron recuperadas por el rey Carlos IV en 1803. Con esa escenografía se hizo el recorrido de 13,4 kilómetros, a orillas del Mediterráneo, con la llegada frente a una de las eras de sal más antiguas del continente, un antiguo depósito y embarcadero, justo al lado de la torre de vigía, que desde hace 2 siglos vigila el mar desde la ciudad. Mar, sal, calor, vía estrecha, viento, piso liso y ciclismo.
Los equipos salieron cada 4 minutos. Para los 16 primeros, aparte de algunas curvas y de lo estrecho de la carretera, la principal dificultad fue acoplar sus conjuntos para tener un buen tiempo en la meta. A los 6 últimos se les sumó una dificultad adicional: antes de una curva, unos metros adelante del punto intermedio, apareció un pequeño charco, al parecer formado por el agua lanzada por un vecino para regar su jardín mientras la carrera pasaba frente a su casa, que generó sendas caídas: una del UAE Emirates en la que salió lacerado, entre otros, el colombiano Fernando Gaviria; y otra del Jumbo Visma, en la que sufrió mucho el favorito al título Primoz Roglic. Ambos equipos se repusieron y trataron de salvar el día, buscando perder el menor tiempo posible.
Ante la sal que le cayó al equipo favorito, el único equipo que quedó con opción de quitar de la silla caliente al Astana fue el Deceunink-Quick Step. Hasta la última curva iba muy parejo en tiempo, pero un enredón de Fabio Jakobsen les hizo perder la etapa por escasos 2 segundos. El Astana celebró y recibió un barco labrado en un bloque de sal como premio. Miguel Ángel López recibió todas las camisetas: la roja de líder de la clasificación general y la blanca de mejor joven, que le pertenecen; y hasta se puso protocolariamente la verde de puntos y la de pepas azules de rey de la montaña.
Hoy se tuvo un marco idílico e inédito en una etapa que tuvo más incidentes de lo esperado. La Vuelta es una carrera abierta a las sorpresas. Atrás quedan las montañas de sal y los lagos rosados, efecto que dan las algas dunaliellas que crecen en estos ambientes salinos. Mañana la salida es desde los rascacielos de «la Nueva York» del Mediterráneo, la ciudad de Benidorm. Serán casi 200 kilómetros, con un recorrido de media montaña, sinuoso, complicado, con un fuerte muro en el Alto del Puig, a 26 kilómetros de meta. El verano español aportará 32 grados centígrados en algunos sectores. Algunos saldrá con dolores físicos, producto de las caídas y del esfuerzo de hoy; otros, como el Ineos, irán con dolor moral, porque perdieron mucho más de lo previsto.