Una etapa larga pero muy rápida. Así fue la quinta fracción. Tan rápida que la salida se hizo media hora antes de lo programado inicialmente y terminó 45 minutos antes de lo previsto. Larga, eran 188 kilómetros. Rápida, la fuga del día casi no se arma. Pasaron 60 kilómetros para que 25 ciclistas recibieran la licencia para aventurarse por la etapa. El Sky controló el grupo, pero no la fuga. Adelante había muchos intereses de muchos equipos por ganar la etapa, y en el grupo muy pocos por trabajar en la persecución; solo los del equipo británico. Por segundo día consecutivo uno de los integrantes de la fuga se quedó con la victoria de etapa, y por primera vez en la semana el Sky cedió la camiseta de líder que tenía desde el segundo día.
La etapa llegaba a Roquetas del Mar, un balneario en el mediterráneo, en la provincia de Almería, que recibe su nombre por las numerosas rocas que hay en su litoral. La fuga se seleccionó en la subida al Alto del Marchal, de segunda categoría. La situación de carrera rumbo al puerto quedó un trío en punta con el holandés Bauke Mollema, el australiano Simon Clarke y el italiano Alessandro De Marchi; un trío persecutor con el francés Rudy Molard, el italiano Davide Villela y el belga Floris De Tier, y un tercer grupo con el resto de los atrevidos que buscaban la victoria parcial. Simon Clarke, del EF Education sacó toda su escuela de pistero y venció al esprint a sus dos compañeros. Ya había ganado en el 2012 en la Vuelta y hoy volvió a celebrar. Rudy Molard entró sexto y se convirtió en el nuevo líder de la Vuelta a España.
Ceder la camiseta roja era parte de lo planeado por el Sky. Lo reconocieron sus pedalistas al final. El calor del Mediterráneo, la irregular topografía y el desgaste como único equipo controlando la carrera fueron los motivos les hicieron tomar esa decisión. Así las cosas, la idea salió a la perfección: se le cedió el liderato a un ciclista que no está en la baraja de candidatos al título y se quitó de encima la obligación de trabajar. Al comenzar la etapa, Molard, del Grupama-FDJ, estaba a 3’26” en el puesto 28 y al terminar la misma se subió al podio por la camiseta roja, y con 1´01” de renta sobre el polaco Kwiatokwski. Su antecedente inmediato fue una victoria de etapa en la Paris-Niza. Desde el 2011 no había un francés como líder de la carrera. En esa ocasión Sylvain Chavanel tuvo la camiseta cuatro días.
La de hoy era un día para supervivencia. En medio de pueblitos blancos, molinos de energía eólica y vegetación escasa, los candidatos al título no se dejaron ver. Sudaron, fueron al paso del grupo y se guardaron un poco para la subida a la Covatilla del próximo domingo. La primera página de la clasificación general es la misma de ayer, pero agregando en el puesto 1 al francés Molard con 1’01” sobre todos los demás.
Mañana jueves toca una etapa por la costa, que al decir de los servicios meteorológicos, aparenta ser menos calurosa. Es corta, de solo 155 kilómetros. Tiene poco desnivel, solo dos premios de montaña de tercera categoría. Está diseñada para la llegada masiva, un día para los esprinters.