Desde el monte Snaefell, el punto más alto de la isla de Man, se divisan varios reinos: Man, Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y el mar, conocido como el reino de Manannan, el Dios acuático que protege la isla. Hasta la mítica colina subió el año pasado, en medio de la pandemia, Mark Cavendish, uno de los hijos ilustres de este islote, para tratar de entender su sequía de victorias. El 8 de febrero del 2018 había levantado los brazos en la tercera etapa del Dubai Tour y no había vuelto hacerlo en casi tres años. El Poseidón celta le dio las respuestas. En enero cambió de equipo, llegó al Deceuninck, ganó 4 etapas en el Tour de Turquía y una en el Tour de Bélgica, y hoy lloró al cruzar la meta en Fougéres, en el cuarto día del Tour.
La de hoy era la segunda etapa llana y se vivió la primera llegada masiva sin incidentes. Los 177 sobrevivientes de las múltiples caídas de los tres primeros días tomaron la salida en Redon. El lote viajó compacto desde el puerto fluvial que recibe los veleros que llegan del océano y remontan el río Vailaine, a través de un largo valle adornado con pequeños pueblos, castillos y fortalezas medievales, hasta Fougéres, la ciudad que había recibido el Tour por última vez en el 2015 con victoria de «el expreso de la isla de Man».
Hoy también se transitó por vías estrechas. Las vendas fueron notorias en el grupo principal; la lluvia no apareció, aunque amenazó varias veces, el viento se asomó en algunos sectores expuestos y aunque los ciclistas protestaron en el kilómetro 1 deteniendo su accionar un minuto, no bajaron el ritmo intenso a lo largo de los 150 kilómetros. La fuga del día tuvo solo dos hombres, se armó después de la protesta y se acabó a 200 metros de la meta cuando el lote absorbió a Brent Van Moer, del Lotto-Soudal en medio de la disputa para definir al esprint. Cavendish, nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico en el año 2011 por sus éxitos deportivos, consiguió una victoria más. Cruzó la línea y estalló en llanto porque volvió a ganar después de soportar varios años con resultados regulares.
La única emoción intermedia era el sprint en la ciudad de Vitré, conocida como el «desvío más bello de Francia»; uno de los cuatro pueblos góticos que menciona Víctor Hugo en «La dama de París», al lado de Nuremberg en Baviera, Victoria en España y Nordhausten en Prusia. Allí se robaron la puntuación principal Van Moer y Périchon, que iban en la fuga, pero Cavendish fue el más rápido del pelotón para acercarse en puntos a la camiseta verde que portaba su compañero de equipo Julian Alaphilippe. El paso por el esprint fue un presagio de una jornada épica para el británico.
En la meta, Cavendish celebró su victoria número 31 en el Tour. La número 30 la había firmado hace cinco años en Villars-les-Dombes. La primera fue hace 13 años, el 9 de julio de 2008 en Châteauroux. La de hoy fue en un esprint limpio, como casi todas sus victorias, superando en esta ocasión a Nacer Bouhanni, Jasper Philipsen, Michael Matthews y Peter Sagan. Un día antes de la primera contrarreloj plana de 27 kilómetros en Mayenne, Mathieu van der Poel conservó el maillot amarillo. la jornada 5 será para muchos cambios.
La Isla de Man no pertenece a la Unión Europea. Tampoco es parte oficial del Reino Unido. Es una dependencia autónoma de la corona británica en el mar de Irlanda. Es un paraíso exótico y enigmático a solo 130 kilómetros de Liverpool. Sus 85.000 habitantes seguirán atentos a su representante en el Tour. Con 36 años recién cumplidos, y luego de superar dos enfermedades complejas, Cavendish sumó hoy su victoria número 31 en el Tour; 3 menos que Eddy Merckx, «El Caníbal» belga que tiene el récord de victorias parciales en la carrera francesa. Mañana es día de crono, pero pasado mañana vuelve el recorrido plano, con llegada en Châteauroux, la ciudad que escenificó la primera de las 31 de Cavendish en el Tour.