Después de los tres días alpinos y antes de la contrarreloj individual estaba en agenda un recorrido paralelo a los montes del Jura. Perfil llano, pero recorrido ondulado. Día para guardar fuerzas, pero rodando a más de 46 kilómetros por hora. Etapa tobogán, de sube y baja constante. Nada sencilla. Los esprinters esperaban una etapa para ellos, pero los clasicómanos la remataron entre ellos.
La etapa tenía 166,5 kilómetros. El francés Rémi Cavagna saltó en el kilómetro 3 y estuvo solo al frente hasta el 123. Cabalgata. Hasta ese punto, el libreto daba para llegada masiva: una fuga corta, controlada por los equipos de los esprinters. El pedalista del Deceuninck pasó primero en el premio de montaña de cuarta categoría en el kilómetro 82 y en el esprint del 117, y al final reclamó el premio al más combativo de la jornada. En un pequeño repecho que había antes de la meta intermedia, los clasicómanos decidieron una nueva partitura.
Las carreteras del Jura por las que transitaron los 148 sobrevivientes del Tour se cruzan con pequeñas vías que van a los viñedos del sector y a balnearios famosos por sus baños termales de agua salada. La carrera pasó rauda. No hubo tiempo ni para las aguas medicinales, ni para sentir el bouquet del Vin Jaune. El famoso vino amarillo del Jura, inventado en el siglo XV por los monjes benedictinos en la abadía de Château-Chalon, es llamado «rey de los vinos y vino de los reyes». El ritmo de carrera fue altísimo, la fatiga acumulada es alta, las fuerzas escasean y ya hay ansiedad por llegar a París. Además, el Tour va a tope.
Los clasicómanos puros y duros que se lanzaron por la victoria de etapa fueron 12. Sorprendieron al grupo y se lanzaron a resolver entre ellos sorteando pequeñas subidas con ataques permanentes. Como dicen los mismos ciclistas «iban muy justos», pero decididos a ir por la etapa. Uno de los doce tuvo más piernas y actitud que el resto. El danés Soren Krag Andersen, del Sunweb, fue repitente como vencedor de etapa. Había ganado en Lyon en la etapa 14 y de la misma forma volvió a levantar los brazos hoy en Champagnole. La clasificación general no sufrió cambios.
La de mañana es una “crono” muy dura de 36 kilómetros, con una cronoescalada al final. Una jornada poco previsible. El ascenso a La Planche des Belles Filles, con una longitud de 5,9 km y un desnivel medio del 8,5 % estará al final de recorrido. Día de cronómetro, y por qué no, de sorpresas. Será el último round por el título. El domingo será un día para disfrutar y brindar en París.