Hoy la Vuelta tenía las emociones guardadas en una caja fuerte. Todos pensaban en abrirla mañana rumbo al alto de L’Anglirú. Los 149,7 kilómetros rumbo a Gijón estaban pensados solo para pasear la caja de sur a Norte por todo el principado de Asturias. Sin embargo, en tierras de la novela negra, aparecieron algunos asaltantes que sin hacerle daño a los protagonistas lograron sacar algo de la caja antes de que se cerrara y consiguieron llevarse un pequeño botín. Uno de ellos, el aventurero belga Thomas De Gendt, ganó la fracción y de paso consignó su nombre en la lista de ganadores de etapa en las tres grandes.
En Gijón saben mucho del uso de la ficción para contar historias policíacas. Cada julio celebran la Semana Negra, un festival literario dedicado a esa literatura de las fugas, las persecuciones, los botines, los malhechores, las sorpresas y los misterios; como lo visto en la etapa de hoy. En medio de un ritmo lento se presentó una fuga de 22 hombres que llegó a tener 18 minutos sobre el lote y que se robó el protagonismo hasta el final. Obviamente el Festival también incluye crímenes, violencia y mucha acción; elementos que no tuvo la etapa para llegar a la denominada «Capital de la Costa Verde».
En la fuga hubo aventureros, como el español Iván García Cortina, que a sus 21 años de edad quiso salvar el honor de su país, ajeno a victorias parciales en esta edición de su propia vuelta. También hubo malhechores como el portugués Rui Costa, que prefirió ir a rueda para dar un zarpazo al final. Inlcuso, hubo Capos de capa caída como Romain Bardet, que buscó la etapa como consolación a una discreta clasificación. Hasta soldados como Jarlinson Pantano, que con licencia de su general, quiso buscar la gloria, teniendo que conformarse con el segundo lugar. De la fuga también hizo parte el italiano Villella, que volvió a robarse los puntos de las montañas de categoría menor y logró distanciar en la lucha por la de lunares azules al colombiano Miguel Ángel López. Fue una fuga anunciada y permitida, con un libreto al que le hicieron falta acciones mayores para encajar en el género del Festival de Gijón.
Tal vez el ataque fallido de Alberto Contador fue de lo poco que hizo prender la alarma en el grupo principal. El de Pinto alcanzó un minuto de diferencia en el último premio de montaña a 16 kilómetros de la meta, y cuando Kelderman sintió que amenazaba su cajón del podio dio la orden a sus patrulleros de perseguir. Le dieron caza a 2.000 metros del final y evitaron un desenlace sorpresivo, que es lo característico en las noveles que cada año llegan a Gijón. El Festival ya pasó. Es en julio. Por eso la etapa septembrina de la Vuelta tuvo ese desenlace.
La caja fuerte de las emociones quedó lista para que alguien la abra mañana. Es etapa corta pero dura. Son 117 kilómetros con tres premios de montaña encadenados, dos de primera y uno de categoría especial, en los últimos 46. El que tenga clave de la caja podrá dar el gran golpe de la Vuelta.