Esta bicicleta doble con dos hombres vestidos de enterizo color rosa que pedaleaban en sentido contrario pero avanzando en una sola dirección, sacó de la monotonía la segunda etapa del Giro. Hasta ese momento, cuando faltaban 55 kilómetros, la jornada seguía al pie de la letra el rígido libreto que la mayoría de las veces tienen las etapas planas diseñadas para los esprinters.
Fue la imagen curiosa del día, y aparentemente, un desafía a las leyes físicas que gobiernan el movimiento. La imagen de un hombre pedaleando en un sentido y el otro haciendo lo propio en el sentido contrario hizo sacudir momentáneamente a más de un estudioso de la energía cinética, del potencial gravitatorio y de la velocidad lineal. Pegados a la tercera Ley de Newton, si las acciones de las cadenas eran en sentido contrario la reacción no podía ser que la bicicleta avanzara por el carril alterno al de la carrera en el mismo sentido que lo hacía el lote en ese momento. sin embargo, así lo hizo.
El enigma fue momentáneo. Se dilucidó en un canal de televisión europeo, que al finalizar la etapa entrevistó al ya famoso «dueto de la bicicleta doble». La tracción de la bicicleta, dijo uno de ellos, la llevaba el que iba adelante, en el sentido en que avanzaba la bici; el otro pedaleaba con piñón libre sin incidir en el desplazamiento del vehículo. La misma explicación me la había dado Parlante Agudelo al ver la imagen.
La bicicleta doble se robó momentáneamente el show y al final de la etapa fue lo único que requirió una explicación profunda. La licencia que le dieron a la fuga inicial de tres hombres es parte del libreto en etapas largas. El protagonismo en solitario de Guillaume Boivin durante casi media hora se entiende por ser del equipo local, el Israel Ciclyn Academy, que en casa buscaba una figuración especial. La victoria al sprint de Elia Viviani, aunque fue luchada ante Mareczco, Bennet, Bonifazio y Modolo, tiene lógica por el trabajo de su equipo, el Quick Step, especialista en este tipo de victorias. Y el cambio en el liderato, de Tom Dumoulin a Rohan Dennis, puede ser entendida como una viveza del australiano que al llegar a un sprint intermedio vio la posibilidad de bonificar y lo hizo; casi que con una licencia del equipo del holandés, que quería quitarse la presión de defender el liderato desde el primer día.
Fue una etapa plana, lenta, larga, con calor, sin viento y con pocas emociones. Mañana parece tener libreto similar. Serán 229 kilómetros. La segunda fracción más larga de este Giro y la última en tierras de Israel. Ojalá aparezca otra bicicleta rara.