Ciclismo con J

Publicado el Jhon Jaime Osorio

Giro 2022 – Etapa 6: Los monstruos aparecieron en la recta final

Arnaud Demare apretó los dientes, clavó la cabeza en el manubrio, estiró fuertemente los brazos y ganó la etapa de hoy por dos milímetros. Celebró tarde, porque tuvo que esperar a que la foto lo mostrara como vencedor. Un final muy ajustado para una etapa lenta y plana, no solo en su trazado topográfico. El viaje de Palmi a Scalea, por la región de Calabria, en la que según la mitología griega habitan dos monstruos, fue el primer tránsito por la Italia continental.

Para los griegos, que en el pasado extendieron su imperio a esta zona septentrional de Europa sobre el Mediterráneo, el océano (Okeanós) se entendía como una enorme serpiente que circundaba el mundo y sobre la cual flotaba la parte habitada de la Tierra llamada ecúmene (oikumene). Para ellos, la extensión oceánica llegaba hasta el mundo de los muertos y en ella merodeaban criaturas enormes y terroríficas que moraban en sitios específicos.

La  de hoy fue la sexta etapa. La altimetría no asustaba para nada. Un premio de montaña de cuarta categoría en el kilómetro 34 era el único sobresalto en el trazado. La jornada atravesó de Sur a Norte el empeine de la bota itálica. El único que se atrevió a lanzarse en fuga para desafiar la monotonía fue el italiano Diego Rosa, que estuvo cabalgando en punta durante 150 de los 192 kilómetros que tenía el recorrido. El grupo viajó a velocidad constante, en modo crucero, consciente de que el día estaba reservado para los especialistas de la velocidad. Hoy rodaron a 38 kilómetros por hora y definieron en los últimos metros. Las emociones del día se concentraron en el segundo final.

En esta zona septentrional, en la región calabresa, hay varios acantilados profundos con cuevas gigantes, en las que cuenta la leyenda, moraban Escila y Caribdis, dos monstruos que eran el terror de las embarcaciones que llegaban a los pequeños puertos del litoral. Escila tenía seis cabezas, doce patas pequeñas, dientes muy filosos y  aullaba como perro en su gruta. Por su parte, Caribdis, vivía en el mar, tragaba enormes cantidades de agua y las devolvía en forma de remolino. Se tragaba las embarcaciones y las devolvía destrozadas. El terror de los marineros era quedar entre entre Escila y Caribdis, es decir, entre los dos peligros.

La llegada de la etapa tuvo sus riesgos. A tres kilómetros de la meta, el paso por una rotonda desorganizó a varios de los trenes de lanzamiento. La recta hasta la llegada fue una lucha agresiva por una buena posición. A algunos se les apareció un monstruo. El acelerón final dejó a Fernando Gaviria solo y  encerrado en el grupo entre los colectivos de Demare y Cavendish. El colombiano quiso abrirse camino por un costado, pero se encontró con los hombres del DSM. El forcejeo con ellos lo dejó sin opción de entrar a pelear por la etapa y al final le significó una sanción por maniobra peligrosa. Demare definió con Ewan al lado y Cavendish los escoltó.

La calma se acabó en la llegada a Scalea. Mañana vuelve la montaña. Los 196 kilómetros entre Diamante y Potenza esconden más de 4.000 metros de desnivel. El turno es para Los Apeninos, con monstruos diferentes.

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