Cuero a sol y sombra

Publicado el Jaime Santirso

Bailando al son de música alemana

Como se lo pidieron en alemán, que no es un idioma sensual pero acojona y transmite autoridad, Barcelona y Madrid se tomaron de la mano para genuflexionarse al tiempo. Que los germanos sabían más de economía era algo conocido, por eso sus entradas cuestan la mitad, en sus estadios hay el doble de espectadores y sus jóvenes tienen trabajo. Pero el fútbol parecía otra historia.

Los azulgranas perdieron sin un ápice de amor propio, con aires perfectos de equipo pequeño, mediocre, llorón, y lo que es peor: incapaz. Llegaron acomplejados y se fueron inferiores, habiendo lugar por el medio para una confirmación rápida de noventa minutos de duración. Como si de un fenómeno paranormal se tratara, se abrió en el aire un portal interdimensional en conexión directa con Eto’o y su panda. Se podía ver a los azulgranas hacer palmitas mientras entre ellos marchaba un bonito ejército blanco: la estampa favorita de Don Madridista. Aquel día el Barcelona le lavó los pies al Real Madrid antes de jugar y después se llevó a casa sus botas sucias.

Como si los últimos cinco años no hubieran existido, ante los alemanes hicieron lo mismo y si no hubo pasillo fue porque Robben, Müller y compañía no estaban interesados. Les dieron cuatro puñetazos en la nariz, uno detrás de otro, y no fueron capaces de moverse. Vilanova también quedó paralizado, solo así se explica la ausencia de cambios hasta después del cuarto gol. Los regates infructuosos de Messi llegaban a dar pena mientras el aficionado azulgrana, poco acostumbrado a sufrir, se mareaba al ver sangre.

No está muy claro en qué momento el Madrid acordó apuntarse a la fiesta. Pepe, cachondo él, decía luego que pensaban que sería fácil. Y debería haberlo sido, habiendo el Bayern aportado su granito de arena con el anuncio de la adquisición de una nueva pieza en su colección de lo mejorcito del fútbol alemán. El Madrid fue el equipo que ha sido toda la temporada, un bloque que ha caminado desde septiembre y solo se ha esforzado en correr en dos escenarios: Barcelona y Manchester. En Dortmund también hubo puñetazos: Lewandowski. Lewandowski. Lewandowski. Lewandowski. Uno detrás de otro. En toda la cara. Pero no todo fue violencia, también hubo cariño, por eso Hummels lanzó ese pase que parecía quedarse en tierra de nadie y acabó en la red tras un ligero toque de Cristiano, el jugador más en forma del momento.

Enfrentados en parejas, la eliminatoria adquiría tintes de duelo nacional. Con su 8-1, los alemanes se vengan de un Mundial y Eurocopas varias. Un resultado para celebrar brindando con cerveza, porque aunque los goles digan lo contrario lo cierto es que son inferiores.

A día de hoy y mirando a la semana que viene, la diferencia es que para el Madrid todavía es posible. Necesitan menos goles ante un rival más endeble. Los agujeros defensivos del Barcelona invitan a recibir con normalidad un gol bávaro, que dejaría lo imposible un poco más imposible. Lo cierto es que la falta de Puyol deja al aire las vergüenzas de Piqué, que parece estar a años luz de lo que era cuando el Tarzán jugaba a su lado.

Volviendo a lo probable, los alemanes se han encargado de abrir la ventana para disipar el olor a Décima que había aparecido desde la fase de grupos. Será interesante ver a Götze y Lewandowski jugar contra el que será su futuro equipo. Todo hace indicar que será el último gran partido de un bloque que, aunque acostumbrado a los robos, se enfrenta a un desvalijamiento, con Klopp y Hummels sumándose a los mencionados. El Bayern llevará el cartel de súper favorito. Son mejores y en sus dos enfrentamientos en Liga han salido victoriosos. Pero ya se sabe, juego caprichoso es éste.

 

Jaime Santirso

@jsantirso

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