Al margen de las predicciones del pulpo Paul, de la tan esperada final del Mundial Sudáfrica 2010 entre España y Holanda (mi favorito desde un principio de este campeonato fue España) o del tan anhelado tercer puesto que podría obtener Uruguay, la noticia deportiva en la noche del pasado jueves tenía nombre propio: LeBron James.
Desde las 8:00 pm prendí mi TV y me conecté con Larry King. En mi pantalla aparecían las imágenes de ciudades como New York, Miami, Cleveland y Chicago, quienes con nervios y ansias esperaban la decisión del Rey.
Horas antes Dwyane Wade y Chris Bosh habían afirmado que jugarían para el Heat y parece que la ecuación iba a comenzar a tomar forma cuando LeBron dijera que iría al equipo de la Florida. Y el sueño para esta hinchada se hizo realidad. «It’s Miami», dijo LeBron.
Y ya es un hecho. Perfectamente podemos pensar en una nueva dinastia gracias a la presencia de estar tres súper estrellas. Así como lo fue hace unos años atrás Boston con Garnett, Pierce y Allen, o una que ha venido estando en la retina de todos liderada por Kobe en los Lakers. En fin, las cámaras de televisión, los periodistas, la prensa especializada, las marcas comerciales se fijaran de ahora en adelante en la ciudad de Miami.
LeBron fue el líder anotador de los Cavaliers, fue nombrado dos veces jugador más valioso, pero no tiene un anillo de campeonato. Y eso fue lo que hizo para que él mirara hacia la Florida. Contar con un hombre como Pat Riley en la presidencia del equipo fue el primer paso y el segundo, y más crucial, fue saber que Wade y Bosh serían sus compañeros de quinteto.
James promedió 29.7 puntos para Cleveland la temporada pasada, Wade promedió 26.6 puntos para Miami, y Bosh promedió las mejores marcas de su carrera con 24.0 puntos y 10.8 rebotes para Toronto.
«Tomé mi decisión (el jueves en la mañana), luego de sostener una conversación con mi madre», dijo James. «Ya he perdido bastante sueño. Este otoño, estaré en South Beach». Miami representa «la mejor oportunidad de ganar, ahora y en el futuro», consideró James. «Ganar es algo muy importante para mí».