Hace años que el concurso y muestra de arriería es una de las actividades culturales más importantes en las fiestas aniversarias de Salento, una población del departamento del Quindío ubicada en el Eje Cafetero colombiano.
El concurso incluye premios para el arriero que parta más astillas de leña en el menor tiempo posible, y de paso se rinde homenaje al hacha como una de las herramientas emblemáticas de la colonización antioqueña.
Luego el concurso premia al arriero que cargue una mula de la mejor manera y en el menor tiempo, mostrando sus habilidades para preparar las cargas que son de cisco para el momento del concurso.
Los participantes son arrieros que aún viven y trabajan por los pocos caminos de trocha que existen por estas tierras, pero en este día se visten con ropa típica, en una puesta en escena que rememora parte de una tradición casi extinta.
Los rasgos, la mezcla de razas y de indumentaria, hace que esta muestra traiga a la memoria la vida cotidiana de los ancestros paisas de algunos asistentes, mientras que los extranjeros y los habitantes de otras partes de Colombia, aprecian algunos aspectos de estas tradiciones que resultan desconocidos para ellos.
Los rostros y el vestuario, las miradas y la comunicación entre los arrieros es parte de un lenguaje y una corporalidad desarrollada en la montaña, arriando mulas, reposando en las fondas, viviendo en la bonanza cafetera que ya es lejana y sobreviviendo en épocas de crisis.
Además de su vestuario y su forma de hablar, portan elementos propios del trabajo en la trocha, los lazos, rejos y machetes son algunos de ellos. El sombrero, el poncho y el carriel no es usado por todos ellos en su vida cotidiana, en cambio se han convertido en elementos suntuarios que compran los turistas.
Y siempre hay tiempo para fumarse un cigarrillo o tomarse una «pola» (cerveza) o un aguardiente que anima a seguir el camino.
Jóvenes y mayores se dieron cita en este encuentro que ya es esperado por los pobladores y visitantes en la temporada de fiestas.
Cada mula llevaba un emblema, «Dios y las mujeres», «sufro por ti», Dios y suerte», son algunos de ellos.
Los amarres, los nudos y cuerdas tensas son parte de la técnica para garantizar que la mula y la carga no se caigan, y evitar que el animal corra el riesgo de herirse o morir.
En esta prueba es tan importante el cuidado y la técnica como la velocidad con que hagan su trabajo.
Y al final un ganador, el arriero que lo hizo mejor y más rápido.
Mientras tanto en los alrededores las familias visitantes disfrutan de una jornada, en la que comerciantes y empleados provisionales usan la simbología y el ingenio, para ganar un dinero en estos días. Por ejemplo con el paseo en mini-willys, adaptación de un tipo de vehículo de mayor tamaño hecho para la guerra y apropiado en Colombia por el sector agrario para labores del agreste territorio de nuestro país.
Solteritas, casadas, cremas, café en postre, en bebidas frías y calientes, patacones de chontaduro, trucha preparada de muchas maneras son alimentos que se pueden degustar entre otros platos y mecatos.
Con los años cientos de hoteles y turistas han tomado los espacios de esta población, transformando de manera radical su ritmo de vida y sus expectativas. Esto ha obligado a que los gremios y la población se reúnan y discutan opciones tanto para aprovechar el turismo desde el punto de vista comercial, como para enfrentar las dificultades que esto genera en la vida de los pobladores.
Más aun si se tiene en cuenta que el comercio como parte del tercer renglón de la economía no genera el empleo que si aporta el primer renglón, es decir el agroindustrial, que por estas tierras ya no posee el desarrollo y el empuje del siglo pasado.
Salento no solo está enmarcado en lo que se denomina Paisaje Cultural Cafetero, una romántica manera de plasmar en postales y en la memoria, el pasado material y simbólico que dio nombre al Eje Cafetero a nivel mundial. También lo está en el concepto de City Marketing, una idea de globalización de las poblaciones más atractivas y bellas del mundo, que se conservan de alguna manera detenidas en la memoria visual de la gente, y que se adaptan a los consumidores, a sus gustos y caprichos, transformando sus modos de ser y de vivir.
Filandia en Quindío, Marsella en Risaralda y otras poblaciones están en este camino, ¿será esta una burbuja que algún día explotará en el rostro de sus habitantes dejándolos aturdidos?, esperemos que no, y que ellos sepan moldear su historia y su rumbo de la mejor manera posible, que cuenten con gobernantes que trabajen por el desarrollo integral, la sostenibilidad, la justicia social y que los visitantes aprendamos y ayudemos a proteger el patrimonio humano y cultural de este municipio.
En esto los medios de comunicación tenemos una labor informativa y educativa importante, como complemento a la formación escolar, y más aún ahora que la enseñanza de la historia regresa con un rol protagónico a los colegios.
A Salento feliz cumpleaños y larga vida para este hermoso municipio y sus pobladores.