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Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

Centro Monseñor Romero y Museo de los Mártires de la UCA

Aunque el asesinato de Romero se da en medio de una Eucaristía y el de los sacerdotes jesuitas en la Universidad, es decir en lugares y fechas diferentes, en dos espacios del Alma Mater (la UCA), se rinde tributo a todos los mártires de la guerra civil salvadoreña.

La masacre en la UCA

La masacre del 16 de noviembre de 1989 en la UCA está documentada en el Centro Monseñor Romero y el Museo de los Mártires de la UCA. Esta sea la ocasión para hacer memoria en el momento que es beatificado Monseñor Romero, como un paso más en la búsqueda de justicia que esperan en este país centroamericano.

Monseñor Romero optó por vivir para los pobres y luchar por ellos.
Monseñor Romero optó por vivir para los pobres y luchar por ellos.

Una noche embalsamada en el recuerdo

El Salvador es un país centroamericano que padece los efectos de la posguerra, la más reciente guerra civil que de manera formal finalizó en el año de 1992 con la firma de los Acuerdos de Paz en los que medió la ONU.

Como tantos otros estados latinoamericanos, este conflicto tuvo sus orígenes en la serie de desigualdades sociales derivadas del tránsito de una dependencia comercial a otra, cuyas contradicciones estallarían en conflictos de orden social en el contexto de la guerra fría, y dejando a países como este en medio de los intereses geoestratégicos tanto de los Estados Unidos como de la Unión Soviética, quienes alimentaban la confrontación de diferentes maneras.

A lo largo de dicho conflicto La Compañía de Jesús jugó un papel protagónico como defensores de los derechos humanos, y en especial los sacerdotes de la Teología de la Liberación, cuya línea de pensamiento y acción social ha encontrado en los Santos Evangelios y en el Marxismo su inspiración.

Diccionario de italiano atravezado por las balas la noche de la masacre
Diccionario de italiano atravesado por las balas la noche de la masacre

Fruto de esta labor al interior del pueblo salvadoreño, y dadas las características de la guerra civil a las que me he referido de manera apenas superficial, fueron asesinados seis sacerdotes jesuitas la noche del 16 de noviembre de 1989, al interior de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas con sus dos empleadas del servicio doméstico, a manos de un pelotón del batallón Atlacatl.

Fotografías de los seis jesuitas masacrados la noche del 16 de noviembre de 1989 en la UCA
Fotografías de los seis jesuitas masacrados la noche del 16 de noviembre de 1989 en la UCA

La masacre de los mártires de la UCA, así se le conoce a esta histórica matanza que aún se encuentra en la impunidad, y que fue llevada a cabo cuando la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y la Fuerzas Armadas habían entrado en la más cruenta confrontación vivida en la presidencia de Alfredo Cristiani, quien aún dirige el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista ARENA.

En la memoria de los salvadoreños quedó aquella noche de horror cuya crónica se encuentra documentada en el Centro Monseñor Romero y el Museo de los Mártires de la UCA.

Documentos que sobrevivieron al incendio generado tras la masacre de la UCA
Documentos que sobrevivieron al incendio generado tras la masacre de la UCA

Raíces hondas del conflicto.

Fátima, una adolescente que presta su servicio como guía en el museo, relata paso a paso no sólo la masacre de que fueron víctimas los padres Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Joaquín López y López, Amando López, Juan Ramón Moreno, sus empleadas Elba y Celina Ramos, sino también los múltiples asesinatos de jesuitas que desde los años 70 tuvieron lugar en San Salvador, la capital.

Y entre tanto también han conservado objetos personales de las víctimas, en medio de fotografías que recuerdan los homicidios de otros misioneros y misioneras extranjeras que trabajaron con la población más pobre de este país centroamericano.

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Pertenencias de los sacerdotes asesinados

También guardan la memoria de las innumerables masacres como la de El Mozote, con 1.000 víctimas, en la que el ejército obligó a mujeres, ancianos y niños a cavar su propia tumba antes de ser ejecutados a quema ropa. Un testimonio espeluznante de la irracionalidad.

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En el museo están documentadas las masacres perpetradas por el ejército

De no ser por este tipo de espacios el relato oficial de hechos tan macabros, anularía de golpe la trascendencia que trae consigo una guerra fratricida de semejante magnitud, pero por otra parte estas imágenes condenan a las generaciones que vivieron los hechos, a cargar con el pesado lastre de la ignominia, al menos hasta que se superen las causas sociales que son la raíz del conflicto.

Además se exponen objetos como los encontrados tras la masacre de El Mozote.
Han conservado las huellas de la masacre hasta en su mínimos detalles

De hecho hoy en día El Salvador se debate en una compleja situación social debido a la guerra de pandillas (Las maras), el fenómeno de emigración, el TLC con los Estados Unidos de América y otra cantidad de asuntos derivados de la guerra, dificultades que las gentes enfrentan en el día a día.

Altar de la capilla en el Centro Monseñor Romero
Altar de la capilla en el Centro Monseñor Romero

Imágenes y palabras para la memoria.

Relatar la historia, hacerla verosímil e instalarla en el pensamiento y el habla de una sociedad, lleva consigo el propósito de hacer visibles los aspectos sobre los cuales se construye el futuro de una nación.

Eso quiere decir que la historia sirve como referente para que la gente actúe según el mandato de quienes protagonizan dichos relatos o al menos los conocen, fomentados en lo que algún día antecedió a sus sueños de felicidad y a sus temores.

Tergiversaciones, añadiduras y versiones ajustadas a los intereses de momento siempre modifican la historia, y por ello aparecen los museos de la memoria como recurso: para construir referentes sobre los que se instruyen y reflexionan las generaciones hijas de hechos como el que he comentado.

Documento del sacerdote jesuita Segundo Montes asesinado en la masacre de la UCA
Documento del sacerdote jesuita Segundo Montes asesinado en la masacre de la UCA

En el museo de la UCA se ha embalsamado la noche de la masacre, allí reposan entre otras cosas las libretas de apuntes, los libros de lectura, las batas de descanso y la ropa interior que portaban los sacerdotes el día de su muerte, vainillas de fusil, biblias y sotanas encontradas en dormitorios, pasillos y jardines de la UCA tras el homicidio.

Pero además han recuperado las fotografías que Medicina Legal tomó a los cadáveres en el instante del levantamiento, y que reposan en varios libros rojos expuestos a la mirada del público.

Pasaporte del sacerdote Ignacio Ellacuría
Pasaporte del sacerdote Ignacio Ellacuría

A pesar de la distancia que imponen los vidrios a través de los cuales se observa lo siniestro del relato, este se acentúa con la disposición de los objetos y las imágenes como representación del hecho de muerte y la crónica de Fátima, la joven guía, activa con dolor las interpretaciones de quien la escucha.

Así que al salir del lugar nadie vuelve a ser igual que como ingresó, pues el pensamiento y los sentimientos llevan la herida del horror.

Pintura en la que se retrata a Monseñor Romero
Pintura en la que se retrata a Monseñor Romero

Un paseo por el jardín de rosas y la capilla en la que se encuentran obras pictóricas alusivas al sufrimiento del pueblo salvadoreño completan la experiencia, y hacen que el dolor que esta gente ha experimentado se trasforme en referencia icónica que de alguna manera explica lo que hoy viven: un país en el que aparecen nuevos rostros, entre ellos los de Las maras cuyos cuerpos tatuados son el relato gótico de estas generaciones, que hoy expresan de otra manera las desigualdades y contradicciones sociales que no superan, dando origen a otras formas de violencia fática y simbólica que ha trascendido el territorio salvadoreño.

Placa con los nombres de los jesuitas masacrados, ubicada en el jardín
Placa con los nombres de los jesuitas masacrados, ubicada en el jardín

En relatos como los del Centro Monseñor Romero, del Museo de los Mártires de la UCA y del Museo de la Palabra y la Imagen, se representan los orígenes de otra época, que ve en las sucesivas mutaciones de la injusticia social las consecuencias de la violencia que hace siglos se sembró en Latinoamérica, mientras que el pueblo salvadoreño aún espera su redención.

Nota: puede encontrar más información haciendo clic aquí: Centro Monseñor Romero y Museo de los Mártires UCA

PD: Esta información la reuní en abril de 2012 cuando fui profesor invitado en la UCA (San Salvador) y en la URL (Guatemala). Agradezco a Fátima a Walter y a José Luis el hacer posible esta experiencia que aún me estremece, a ellos y a todo el pueblo salvadoreño mi amistad y solidaridad. Me alegra la beatificación de monseñor Romero, como un paso más hacia la verdad y la justicia.

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