La angustia editorial, esa urgencia de entender qué pasará con los medios impresos y el papel, no nos permite ver en ocasiones las posibilidades infinitas de la red. Quienes escribimos las páginas culturales de El Espectador, decidimos asumir que más allá de la duda, hay que extremar las medidas para que nuestros lectores tengan más y mejor información.
Es difícil que pase un encuentro de periodismo, un taller o una entrevista con un escritor sin que surja la pregunta con relación al futuro del papel impreso, ya sea en forma de periódico o de libro. Hay tantas creencias como cabezas en un abanico de posibilidades que va desde quienes dicen que el papel nunca desaparecerá, hasta quienes reniegan de esto asegurando que ya sus días están contados. Al final, casi sin importar la respuesta, seguimos planteando la misma cuestión como si fuera un deber de nuestro tiempo, yo creería más bien que se trata de una pregunta muletilla cuya respuesta nos tiene sin cuidado.
Pero lo curioso es que esta angustia editorial la sentimos quienes tenemos memoria de la vida antes de los correos electrónicos, de las páginas web y de la telefonía celular. Ya los muchachos de 20 no se lo preguntan, pues para ellos no hubo vida sin un Mac o un PC a la mano, para ellos es un derecho fundamental e inalienable tener acceso a internet. Yo, en cambio, recuerdo mis clases de computadores en el sistema DOS que permitía hacer unos “morracos” sin alma ni gracia después de muchas horas de clase y muchos comandos llenos de letras fonéticamente imposibles de juntar. Eso es historia patria. No, es prehistoria.
Como es prehistoria pretender encontrar contenido cultural satisfactorio en las páginas impresas del diario. Si van temas de teatro, no caben los de cine, si hay un tema acerca de la nueva seguridad social para artistas no hay como hablar de la feria de arte. Y en cambio ahí en la red está el universo infinito a la espera. Por esto, a partir de ahora, la sección cultural de El Espectador se compone tanto de nuestras amadas páginas en papel periódico lleno de color, como en el blog de cultura que encontrará en la sección respectiva de www.elespectador.com
Aquí publicaremos aquellos temas que nos quedan por fuera del margen del papel, otros que ameritan nuevos formatos como video, más fotos o audio. Daremos esa opinión que no tenemos tanta libertad de dar en las páginas impresas y… no sé…. Seguramente mucho más. De nuevo la puerta se abre a posibilidades que aun no alcanzamos a ver. Pero es clave tener en cuenta que el blog y las páginas impresas hacen parte de un todo; de un conjunto de elementos comunes aunque distintos: los que componen el discurso cultural de EL Espectador.
Bienvenidos los lectores y los comentarios. Preferiblemente que hagan aportes a la discusión. De no ser así, lástima pues usted ha perdido una oportunidad de dar a conocer algo interesante al resto del mundo. Los insultos en realidad terminan solo siendo insulsos pero siempre estará por delante la libertad de expresión.