Aún no puedo creer que estoy escribiendo esta entrada desde Colonia, Alemania. Fueron muchos años debatiéndome entre seguir mi pasión o dedicarme al trabajo y a establecerme. Muchos dirán que elegir es sencillo, pero cada escenario de la vida se compone de infinitos detalles que hacen que cada decisión tome su tiempo. Aquí, debí escoger entre volver a hacer mi pasión, volver al periodismo cultural, o elegir mi trabajo en comunicación estratégica, ganar más dinero, escalar en la sociedad y «volverme alguien» relevante.
Llevo tres semanas en Alemania porque después de muchos años de preferir el trabajo a todo lo demás, sentí que estaba tan estancada que nada más pasaría si me quedaba en Colombia. Amé mi trabajo, amé a mi equipo y todas las cosas que hicimos cada momento. Pero ese vacío del que muchos hablan desde la espiritualidad o lo esotérico, también lo sentía cada vez más profundo. Y ¿qué hice?, arriesgarme y soltar todo lo conocido.
A veces pienso que dejé atrás una vida ya armada. Que boté todo por la borda y que la embarré viniéndome a otro país, con un idioma que no domino para nada, a hacer una maestría a los 31 años, posiblemente siendo ya muy vieja. Pienso que dejé pasar mucho tiempo, que no debí haber dejado de estudiar alemán hace 5 años y que no debí haber estado tan dispersa con mis sueños. Y si, me entra pánico y mi cerebro se revuelve tanto que no puedo aclararme ni en español, alemán o inglés.
Es en esos momentos cuando me aferro a mi razón de fondo: quiero la vida que siempre soñé, quiero sentirme plena, completa. Y buscar eso, la felicidad, es ir tras el tesoro más grande del mundo. Y cada día que paso aquí, parece que definitivamente el viaje del héroe del que me hablaban se materializa en mi andar, aunque no me sienta ni un poquito valiente, y menos una heroína.
Y entonces, siempre hay alguien que me pregunta por qué fui tan radical y me fui a otro país, a otra cultura, «eso te lo buscaste tú». Y sí, me lo busqué, y la respuesta está clara. Hay mucho de querer empezar de cero, sin presiones, sin esquemas, en total libertad de todo lo conocido: sentirme libre. Pero la otra parte está ligada a algo que entendí hace mucho tiempo: para mi estar fuera de lo que es común, estar sola, hace que no tenga otra opción que conectar profundamente conmigo, confiar y saber que soy suficiente, que lo puedo hacer. Y el resultado no es un camino de rosas como muchos pensarían. Es en realidad una trocha, llena de obstáculos, llena de miedos que se aparecen día a día de frente, listos a enfrentarse en batalla.
En solo tres semanas ya me he encontrado siendo patriótica hasta los huesos y promocionando a Colombia como el mejor destino turístico; he visto que con los años si me he puesto perezosa a la hora de aprender, especialmente un nuevo idioma, y que lo que quiero es una vida tranquila, aventurera, pero sin presiones ni apariencias, y que definitivamente he dejado de hacer cosas por el miedo al qué dirán. He encontrado que mi miedo de infancia sigue intacto y esa fobia que le tengo a las abejas sigue acompañándome muy viva. He visto que puedo crear el amor bonito de pareja que siempre quise, pero cuando me llegan las propuestas tengo miedo a no saber como amar a otro de otra cultura, o simplemente a no poder estar ahí, en una relación, de nuevo, porque no quiero herir ni herirme.
Pero también se muestra luminoso todo lo que va abriendo el camino. Que me gusta hacer amigos, que una sonrisa abre mil puertas, que siempre es posible encontrar al amigo de un amigo cerca, que soy muy afortunada por los lugares que he visto, por donde vivo ahora, por la vista que tengo desde mi balcón a la Catedral de Colonia, por la gente que me rodea, porque tengo vida para disfrutar todas las oportunidades que me llegan como regalos generosos cada día. Y porque otra vez tengo algo muy valioso y es tiempo, para mi, para ir con calma, sin afanes; tiempo para parar en los semáforos y esperar alegremente que se pongan en verde; tiempo para escribir este blog, que me conecta a otros que sienten lo mismo que yo, y que sin duda alguna me transforma.
Gracias por este camino que se abre. Vendré más seguido a contar esta aventura interna y externa en tierras que son nuevas para mi.
PD: Soy feliz recibiendo sus preguntas! Tanto de Alemania, de la maestría, del idioma, de los papeles, así como también de lo que quieran que compartamos en este nuestro blog!
Bis bald.