Dos caminos tiene el escritor para escribir sus historias; dos caminos que no son contradictorios sino complementarios y ambos, probablemente, indispensables: ensimismarse y enajenarse. Esto es, explorar dentro de sí mismo, en las honduras del yo, o sumergirse en la vida de los otros, reales o inventados... Ver post completo.
Quitapesares
El pundonor del bastardo
Hace once años, con más pelo y pocas canas, yo vivía en una buhardilla en la cuesta de los mártires Cosme y Damián, por Lavapiés. En esa buhardilla, juntando de afán los desechos de cuentos y los descartes de relatos acumulados en los cajones, bosquejé una novela apresurada, Basura, y en esta... Ver post completo.
El oficio de no escribir
Uno de los poemas más célebres de Jaime Gil de Biedma, el gran poeta catalán que escribía en castellano, se titula “De Vita Beata”. En uno de los versos sobre la vida ideal y serena con la que sueña, se equipara la escritura con el sufrimiento y también con la molestia de pagar las cuentas.... Ver post completo.
Hiromi Kawakami: Las cosas sencillas son melancólicas
Alguna vez traduje, o mejor, hice una variación (a partir de una traducción italiana) de un antiguo poema japonés de autor incierto:
¡Ah, si mi ardiente corazón pudiera
-como el Sol a la nieve-
derretir el amor
que siento yo por ella…
así, sin dejar huella!
Del poema me gustaban, al mismo... Ver post completo.
Claraboya
Hace algunas semanas leí Claraboya, la segunda novela de José Saramago. El libro fue escrito hace 60 años, cuando Saramago era muy joven todavía. En vista de que la novela fue rechazada en su momento por una editorial, y en vista de que el autor no conservaba copia alguna de la misma, el libro estuvo... Ver post completo.
Lucio Dalla
A veces me pregunto dónde está, para dónde se fue la juventud. Mi juventud, quiero decir. Nunca la encuentro, o casi nunca, cuando miro a mi alrededor por acá: nada me la evoca. En nada reconozco mi juventud; o en casi nada. No digo la niñez, ni la adolescencia, o su final, que esos años sí... Ver post completo.
Fidel Cano, poeta
Leyendo -como me paso- libros viejos, me topé en estos días con un poema largo y sentido del fundador de El Espectador, don Fidel Cano (San Pedro de los Milagros 1854 - Medellín 1919). El poema, que no aparece en las antologías de poesía colombiana que conozco, me resulta mejor que muchos de... Ver post completo.
Ferrante Pallavicino
Alguna vez un ironista sostuvo que si alguien quería construirse una buena biblioteca personal, debería conseguirse, ante todo, el Index Librorum Prohibitorum, en una buena edición, e ir comprando uno por uno todos los libros prohibidos por la Iglesia Católica (la última edición es de 1968,... Ver post completo.
Sobre Alma, de Javier Moreno
Qué bueno es leer un libro de un escritor del que nada sabemos, a quien nunca hemos visto, a quien a lo mejor no vamos a conocer nunca.
Qué bueno reseñarlo sin haber leído ninguna otra reseña; sin haber buscado en Internet una entrevista o una breve biografía del autor. La lectura es más... Ver post completo.
Amedeo Furst y los escritores que no se dejan ver
El mecanismo psicológico, si uno lo piensa bien, es bastante elemental: cuando un artista, un escritor, un intelectual, no se siente suficientemente reconocido por los medios, cuando le parece que no hay correspondencia entre la popularidad de unos mediocres y la propia oscuridad (siendo él un genio... Ver post completo.