Mucha agua, literalmente, ha corrido desde aquel abril de 2018 cuando se hizo realidad una idea que hace rato navegaba raudamente en las cabezas de José Carabalí y Jefferson Sánchez, timoneles y proberos a la vez, quienes dieron impulso inicial en una sencilla canoa cargada de palabras para crear lo que se conoce como La…
Mucha agua, literalmente, ha corrido desde aquel abril de 2018 cuando se hizo realidad una idea que hace rato navegaba raudamente en las cabezas de José Carabalí y Jefferson Sánchez, timoneles y proberos a la vez, quienes dieron impulso inicial en una sencilla canoa cargada de palabras para crear lo que se conoce como La marea literaria. Poco a poco se fueron sumando voces que ayudaron a remar y a conducir a buen puerto la nave de quimeras que hoy es toda una realidad, muchos ahí embarcan y otros desembarcan, como en el viaje de la vida, para emprender nuevamente la marcha de la palabra que nunca cesa, como en el poema de Kavafis, Ítaca: “Cuando emprendas tu viaje a Ítaca /pide que el camino sea largo, /lleno de aventuras, lleno de experiencias.”
Muchos desdeñan, por no conocer, a la tradición, pero ésta es muchas veces el timonel que permite conducir la nave por buenas rutas, ahí se asienta la palabra que siempre está viva, aunque muchas veces perdida, pero recuperada es bastión de oro que no se puede abandonar. Las comunidades indígenas asentadas en el territorio de lo que hoy conocemos como el Pacífico nariñense, tales como Tumacos, Sindawas, Kofanes, entre otras, dejaron un importante legado cultural manifiesto en piezas de orfebrería de altísima calidad, así como instrumentos y objetos en cerámica que pueden tener profundos significados no solamente místicos, sino también culturales, quizá ahí están los poemas cifrados de un asombrado indígena o de un hombre o una mujer enamorados, ¿por qué no? Los pueblos Awá y Eperara Siaapidara son herederos directos de estos pueblos y mantienen sus idiomas como un legado de resistencia a toda imposición que les llegó, ahí su literatura viva manifiesta en sus cosmogonías y en sus cotidianidades.
Luego llegan mujeres y hombres del África, con sus voces de resistencia y sus luchas de libertad llegan también sus culturas y sus tradiciones, aquí crean sus reinos y sus patrias cimarronas, recordando a sus dioses ancestrales, los trasladan y los vierten en la imagenería católica, así las religiones Yuyu y Lumablú hacen su aporte con los rituales y cantos que aun se mantienen, la décima cimarrona es una de sus mayores expresiones para contar sus historias, para narrar el entorno ya apropiado, para mantener una tradición que cobra cada vez mayor fuerza, haciendo que esa marea literaria mantenga el contacto ancestral con el lugar donde surge la humanidad.
Y también la cultura europea hace sus aportes, no todo puede ser conquista y violencia, aparecen mujeres y hombres que forjan nuevas ciudades permitiendo una amalgama de culturas que terminan por forjar lo que ahora somos; llegan con libros cristianos, pero también entre esos baúles se cola Don Quijote y La Celestina, La Divina Comedia y Guzmán de Alfarache, entonces ven la necesidad de contar sus relatos y aparece en Barbacoas la primera imprenta en lo que hoy es el departamento de Nariño, surge el periodismo con El Pezcador en 1825, inaugurando lo que sería las publicaciones de textos y folletos, civiles y religiosos, pero también de relatos, cuentos y poesías, que forman olas inmensas en esa marea literaria que se sigue sosteniendo.
Surge así un mestizaje cultural que va mucho más allá del color de la piel, las fiestas patronales de La Virgen de Atocha, El Señor del Mar, El Nazareno de Magüi Payán, son algunas expresiones de ese mestizaje, así como El Carnaval del Fuego y otras festividades, donde aparecen en un solo conjunto elementos culturales de los diferentes grupos sociales. Todo intento de purismo termina por ser excluyente, por eso la Marea Literaria busca llegar a todos y a todas, las palabras son multiformes y las expresiones muy variadas, muestran la diversidad cultural que se asienta en el maravilloso Pacífico nariñense.
Somos testigos de cómo sus fundadores deben acudir a toda serie de estrategias para conseguir recursos para los eventos que organizan, muchas veces las administraciones municipales hacen eco sordo a sus solicitudes, por eso deben acudir a otros lugares, como a Cali, en donde las amistades permiten lograr lo que su propio territorio a veces les niega. Esperamos que la sociedad tumaqueña reconozca la importancia de sostener a la Marea Literaria, de que niños y niñas, jóvenes y adultos puedan encontrar ahí un espacio para seguir canaleteando la palabra, esa que tiene el poder de crear, de hacer realidad los sueños y de seguir manteniendo vivas las utopías.
Por muchas mareas literarias más, en hora buena por el séptimo aniversario, abrazos cargados de gratitud y de admiración.
J. Mauricio Chaves Bustos
Facilitador en procesos de diálogo para construcción de paz, escritor de cuento, ensayo y poesía, cervantista, gestor cultural.
Los editores de los blogs son los únicos responsables por las opiniones,
contenidos, y en general por todas las entradas de información que deposite en el mismo. Elespectador.com no
se hará responsable de ninguna acción legal producto de un mal uso de los espacios ofrecidos. Si considera
que el editor de un blog está poniendo un contenido que represente un abuso, contáctenos.