En Tumaco cada vez se encuentran espacios muy importantes para el esparcimiento, poco a poco los cafés van apareciendo para ofertar diferentes productos del territorio tanto a propios como a visitantes, además, porque son espacios que se salen del punto turístico más importante de la ciudad, como es El Morro, donde están los principales hoteles y diferentes restaurantes que los reciben en la cercana y hermosa playa. Estos se encuentran en el casco urbano, tan desconocido por quienes piensan que Tumaco únicamente es la isla señalada.

Además, cada vez se visibilizan más y más los productos propios del territorio, como es el cacao, el charuco-viche, como los frutos exóticos para muchos, como el naidi o el chontaduro. Pero estos van cobrando matices cada vez diferentes cuando son aprovechados deliciosamente en ricos platos y sorbetes que se vuelven realmente una golosina. Lo que pocos saben es que en Tumaco se gestó un concierto llevado a cabo por Leidy y Diana Ortega Guerrero y Fredy Rodríguez Rojas, un concierto para que en un mismo lugar se puedan adquirir esos diversos productos del territorio, en un lugar llamado Frutos del Campo, en una céntrica calle tumaqueña, en la carrera 13 entre calles 10 y 11, muy próximo al parque Nariño.

Uno de los principales objetivos de sus emprendedores es reafirmar la economía solidaria y el comercio justo, son conscientes de que la única forma de anteponerse a la aberrante globalización es fortificar las economías locales propias, por eso Frutos del Campo es mucho más que una cafetería o un lugar para tomar un chocolate, ahí las asociaciones de mujeres, de jóvenes, de productores, cuentan con una contante vitrina donde se comercializan sus productos; como algo increíble de creer, el sostén profundo es cierta filantropía que se asienta en visibilizar y comercializar los productos que escasamente pueden encontrar un espacio así.

Desde luego que como todo negocio debe tener un interés económico fundado en las ganancias, pero cuando hablamos de desarrollo a escala humana, entendemos que a la par de esos beneficios económicos están también los beneficios sociales que se generan, por ello se recalca el tema del comercio justo, como una necesidad que tiene doble vía: la del comprador que espera encontrar productos de calidad con precios a su alcance, así como de los vendedores, quienes precisamente deben apuntar a que la ganancia implica también que ese comprador replique con otros la calidad de lo adquirido, que debe ir en absoluta sincronía con lo pagado. Es por ello por lo que Frutos del Campo no es un intermediario entre el productor y el vendedor, no, son socios que apuntan a que el productor tenga un espacio para vender, en eso se funda su pensamiento solidario.

En este bello espacio ofrecen el mejor chocolate que se produce en Colombia, el del Pacífico nariñense; además se busca ir más allá de las fronteras litorales, ya que de igual manera se encuentra y se ofrece los mejores cafés de Nariño, que son considerados de los mejores del mundo; imposible también no degustar un buen viche-charuco, el alma de la resistencia afro contenida en esas espirituosas botellas; así mismo una gama de cervezas serranas y del pie de monte costero que sirven para apaciguar la sed; también una variedad de frutos deshidratados que se vuelven deliciosas aromáticas; y así una variedad de productos, todos con un profundo arraigo en el territorio y en el departamento.

El espacio tiene una energía maravillosa, se siente el amor por lo propio, se sienten las ganas de que los habitantes del territorio consuman los productos que se dan en el mismo, de que los tumaqueños puedan darse el gusto de degustar productos naturales y sanos, por eso la carta ofrece una variedad de bocadillos que son el encanto de quienes los prueban. En las paredes se leen frases que son mucho más que un mero adorno; “Mujer agro rural, comercio justo y economía solidaria para la paz” reza uno de ellos acompañado por hermosos árboles y frutos del cacao que muestran la vocación campesina de tantas mujeres que son el alma y nervio del territorio.

“Reconciliación, diversidad, amor, igualdad, resistencia”, aparece en otra pared, en donde una ballena pareciera emerger para mostrar la diversidad de un territorio tan estigmatizado y desconocido por los centros que se replican, pero que con coraje y con espacios como este muestran su verdadera valía. Ahí están atendiendo amorosamente y sugiriendo los mejores bocadillos Yadis y Neisy Castillo, y Andrea Rivera, mujeres que con su juventud y con su experiencia permiten hacernos sentir como propios en Frutos del Campo.

Del campo a la mesa, puede ser una frase muy trillada por los publicistas, sin embargo, en este espacio esto cobra una vigencia constante, el campo lo es todo, ahí está la riqueza de nuestro país, ahí se asienta la cultura del Pacífico nariñense, del camino que conecta a la costa con la sierra de nuestro plurivariado departamento. Frutos del Campo permite vivir una experiencia maravillosa de toda esa diversidad gastronómica que hay en Nariño, es un lugar mágico donde se pueden degustar exquisitos bocados y en donde la economía solidaria resalta no solamente en cada frase expuesta, sino en la actitud de quienes ahí atienden, con cariño y una perpetua sonrisa, la que surge de saber que se están haciendo bien las cosas. Frutos del Campo, un verdadero concierto para saborear.

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