
Del 2 al 13 de noviembre se llevó a cabo la principal feria del libro del suroccidente colombiano, con una maravillosa particularidad y es que se hace en las ciudades de Pasto, Tumaco e Ipiales, de tal manera que es una fiesta integradora de la sierra y la costa nariñense, logrando así un hermanamiento fundamental para reconocerse en sus singularidades y cimentarse como departamento en sus encuentros y diferencias.
La fundación Quilqay, bajo la dirección de la gestora cultural y promotora de lectura Mariela Guerrero, ha llevado a cabo ya 14 ferias del libro en la ciudad de Pasto, experiencia que desde hace 5 años se llevó a la ciudad de las Nubes Verdes, Ipiales, y hace 2 años a la Perla del Pacífico, Tumaco, buscando con ello promocionar la lectura entre sus habitantes, especialmente con talleres direccionados hacia los más chicos, así como la experiencia creativa de escritores, editores, libreros, promotores, en fin, un lugar en donde todos aquellos que tienen que ver con el libro tienen su espacio.
Una iniciativa de descentralización que celebramos enormemente, ya que se hacen necesarios estos espacios que permiten encuentros amistosos, ofertas novedosas y, por sobre todo, la visibilización de muchos de los trabajos que se hacen en nuestro territorio. Mariela Guerrero ha logrado cautivar a la ciudad de Pasto con su feria, buscando generar espacios lúdicos alrededor del libro, en donde todos tienen acceso a las conferencias, encuentros de libreros, venta de libros, talleres, en fin, todo un mundo del libro en nuestro querido Sur.

Desde 2017 la feria se realiza en Ipiales, en años anteriores se contaba con la participación activa de los escritores y promotores del Ecuador, particularmente de los hermanos del Carchi, este año, por el cierre de la frontera se hizo imposible este encuentro, pero en casi un lustro se ha logrado despertar el interés por el libro en la ciudad fronteriza, además porque tiene una tradición cultural importante, la cual año a año se reverdece, como sus Nubes Verdes que nos permiten seguir traficando sueños de un lado a otro. Este año se sumó el Banco de la República de Ipiales, bajo la dirección de Fernando Palacios, a quien agradecemos profundamente su trabajo sin tregua y su empeño por lograr seguir develando esa tradición cultural que se asienta en la ex provincia de Obando y en el norte del Ecuador. También se contó con la maravillosa dirección de Lorena Verdugo, quien tiene una experiencia maravillosa con bibliotecas públicas, solo baste recordar que bajo su dirección la Biblioteca Pública de la Casa de la Cultura de Ipiales fue ganadora de la sexta versión del Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega 2019, que conceden el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia.
Así mismo hace un año tuvimos la fortuna de estar radicados en Tumaco, logrando que un grupo de escritores y promotores culturales dirigiera a Mariela Guerrero la solicitud de hacer la feria en el puerto nariñense, y como semilla que cae en tierra buena, la petición fue acogida y se ha hecho ya en dos ocasiones de manera virtual, esperamos que el año entrante se pueda hacer presencialmente, permitiendo el encuentro de escritores, decimeros, gestores culturales y de todos aquellos que se mueven en este mundo de la literoralidad, además, porque es un territorio en donde lo oral forma parte de la cotidianidad y deben reconocerse otras formas de narrar el mundo. Esperamos que en próximos años se pueda contar con la participación de la Bicibiblioteca que dirige nuestro buen amigo Jairo García Cuartas, la cual tiene una tradición de varios años y la cual ha emprendido un papel de difusión de la lectura, llenando de esta manera la apatía que las administraciones municipales muestran al respecto.
En Pasto en esta 14 versión se realizó en el Museo del Carnaval, ubicado en el barrio Pandiaco, ahí fueron recibidos los escritores invitados, tanto regionales como nacionales, se realizaron los talleres y las conferencias, se proyectaron videos y se acompañó todo con las hermosas piezas que reposan en dicho museo. Pasto sigue siendo una ciudad manejable en cuanto a transporte, de ahí que llame un poco la atención la poca afluencia de público en esta ocasión, alegando una lejanía inexistente que se sumó a dejar la comodidad que ha brindado el confinamiento durante esta pandemia. Esperamos que el año entrante rodeemos tanto a los organizadores como a quienes participan activamente de esta maravillosa feria.

Ipiales demostró lo contrario, estudiantes, profesores, escritores, amigos de los libros, desfilaron por estantes, salones y talleres, de tal manera que la experiencia en la ciudad fronteriza fue sumamente gratificante, además porque en esta ocasión la Feria del Libro coincidió con los 50 años de la Casa de la Cultura, diversificando la oferta cultural y presentando plazas copadas de inquietos asistentes a ambos eventos. La feria estuvo dedicada al escritor y realizador audiovisual ipialeño Julio César Goyes, de tal manera que su palabra y su trabajo aúno a personas de todas las edades y generaciones, los niños hicieron hermosos poemas inspirados en su obra, los jóvenes sumaron sus voces a la suya, los escritores de la madurez se sintieron inspirados por un trabajo bien consolidado, de tal manera que resultó sumamente gratificante este sentido y merecido homenaje.
En Tumaco, al hacerse la feria virtual, se garantiza cierto público, además porque se unieron alrededor de la obra de la poeta tumaqueña Jenny Tenorio, una voz afro que le dicta a este país el sentimiento de una importante parte de la población, una palabra que se va consolidando con cada uno de sus libros y que representa, sin duda alguna, a la población afrocolombiana desde su poesía. Como se dijo antes, quizá la presencialidad permita un encuentro cercano y afectuoso entre hacedores culturales, escritores, decimeros, lectores y el público en general.
En hora buena por esta Feria del Libro de Pasto, Tumaco e Ipiales, gracias a la Fundación Quilqay, a Mariela Guerrero y a todo su equipo de trabajo, a todos y cada uno de ustedes, gracias, gracias por permitirnos reverdecer en las nubes, los volcanes y los mares de nuestro hermoso departamento de Nariño.
