Palenqueros en la independencia de Cartagena. (Comisión de la Verdad).
Palenqueros en la independencia de Cartagena. (Comisión de la Verdad).

 

En las minas de los valles calientes del interior, en el Cauca y en Antioquia; en las ciudades de la costa como Cartagena y Santa Marta, las espaldas del esclavo negro importado del África ecuatorial sostenían económicamente todo el virreinato. 

E. Caballero Calderón.

 El afro, ocupado en las haciendas o minas de sus amos, escuchaba los planes de los señoritones que planeaban la independencia de España; ya antes, sin embargo, ellos mismos habían emprendido fugas, escapando de la esclavitud, forjando pueblos y aldeas llamados palenques, fundando sus propias repúblicas cimarronas, junto con sus hermanos que buscaban la libertad a toda costa, esa fue su primera y particular independencia, no sólo del Estado opresor y represivo, sino de una clase que se creía superior por su color, que desconocía en el afro la condición humana que los cobijaba. Es así como esta experiencia de independencia los vuelve prácticos, la búsqueda de libertad a toda costa; no les interesaba las proclamas o los discursos rimbombantes, retóricos, de corte individualista las más de las veces y románticos en exceso, que poco tenía que ver con el estado real de esclavitud que venían sufriendo desde tres siglos atrás. En la gesta de Los Comuneros, el papel de los afros fue tan fundamental que el propio Galán los incitó para que sublevaran en las haciendas de Honda, Mariquita, Antioquia y Cauca; en haciendas y minas libertaron a los esclavos, paralizaron la producción, inclusive presentaron memoriales pidiendo el reconocimiento de su libertad.

Erróneamente se ha creído que los afros no jugaron un papel importante en el proceso de Independencia, sin embargo los antecedentes muestran cómo forjaron un sentimiento de búsqueda de la libertad de tiempo atrás. Si bien la gesta como tal estuvo comandada y dirigida por unos criollos que buscaban antes que nada vivir y mandar como los europeos en los diferentes virreinatos, creando con ello divisiones y partidos, lo que forjó un proceso largo y cruento para los americanos, también es cierto que los afros, herederos de un sentimiento libertario que se gestó desde el momento mismo de su captura y que se transmitía de padres a hijos por generaciones, desempeñaron un papel fundamental en el proceso de la creación de éstas repúblicas.

Es así como en algunas regiones del país, como en el Caribe, específicamente en Cartagena, la actitud del gremio de artesanos afros y mulatos influyó decididamente para que en 1812 se declarara la Independencia absoluta de la ciudad frente a España, y que en la Constitución del mismo año se prohibiera la esclavitud y se creara un fondo de manumisión para liberarlos gradualmente. Ya el 14 de junio de 1810, Cartagena había visto el pulso de afros y pardos del barrio Getsemaní, cuando se impusieron para destituir al gobernador Francisco Montes y en su lugar nombrar al coronel Blas de Soria, mulato de origen humilde que pasaba a ocupar el importante cargo con el apoyo del gremio de dichos artesanos.

La actitud de los afros cartageneros fue más allá, durante el corto periodo de independencia absoluta que vivió ésta, de 1811 a 1815, influyendo para que las élites declararan la independencia absoluta de España, y posteriormente defendiendo la importante plaza ante la reconquista, bajo el mando del pacificador Morillo y del sanguinario Juan Sámano.

El propio Bolívar, de quien se dice tenía ancestros afros, buscó la ayuda de Petión en Haití, encontrando apoyo con hombres, armas y pertrechos, con la única promesa de declarar la abolición de la esclavitud en los territorios que se fuesen emancipando, promesa que cumplió en parte, pero que con el recrudecimiento de la guerra hizo que llegara inclusive a decretar que aquellos afros o pardos libertos mayores de catorce años que no se unieran al ejército libertador volverían a ser esclavizados.

Batalla de Iscuandé, 1812.
Batalla de Iscuandé, 1812.

 

La actitud del Libertador de vetar la invitación de Haití en el Congreso Anfictiónico de 1825, así como su deseo de no entablar relaciones diplomáticas con dicho país, por el supuesto que espías haitianos estaban promoviendo una sublevación racial en la Nueva Granada, así como el no haber decretado la abolición de la esclavitud sin condicionamiento alguno, son sólo una muestra de la actitud de las élites frente al afro en la construcción de la república.

El fusilamiento de algunos militares con ascendencia negra que alcanzaron estatus importantes en el ejército libertador también muestra la actitud de una época y de sus caudillos blancos, como de Manuel Carlos Piar Gómez, quien participó decididamente para la independencia  de Colombia y de la Guyana, acusado de promover una conspiración contra Bolívar, fusilado en 1817, o del almirante José Prudencio Padilla, héroe de Trafalgar y de Maracaibo, implicado injustamente dentro de los conjurados de la llamada Noche septembrina, fusilado en 1828.

El Ejército Libertados buscó por medio del convencimiento atraer hacia sí a la población negra, pero cuando no lo pudo hacer por medios pacíficos recurrió a la esclavitud, la más nefanda y odiosa de las instituciones coloniales que pervivían aun en una gesta supuestamente libertadora, es así como se reclutan a cinco mil esclavos del Cauca, Antioquia y Chocó, con la debida indemnización económica para sus dueños, actitud que también tendría el Ejército Realista, es decir que en contiendas, como la de Carabobo, éstos eran obligados a batirse contra sus mismos hermanos. En 1823 algunos fueron obligados a ir al Callao, reconociendo el puerto de Tumaco, optaron por escapar y unirse al ejército del realista pastuso general Agustín Agualongo, pero al ser recapturados o son asesinados o esclavizados nuevamente.

Almirante José Prudencio Padilla.
Almirante José Prudencio Padilla.

 

Muchos fueron los mártires afros que buscaron la libertad de su patria, desde el primer enfrentamiento naval en tierras neogranadinas en la Batalla de Iscuandé, 29 y 29 de enero de 1812, donde con seguridad participaron decididamente afrocolombianos de los actuales Cauca y Nariño y donde los patriotas de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca derrotaron a los realistas; hoy pocos recuerdan que el Pacificador Morillo pasó por el patíbulo a 39 afros que defendieron Cartagena; a Tomás Pérez, el sinuano que combatió en el Atrato comandando a un pelotón de afros cimarrones. O a los héroes afros que defendieron el fuerte de Remolino de Murrí, o a los afros que llevaron sobre sus hombros el navío La Rosa de los Andes, desde Cupica en el Pacífico, hasta el Atrato en el Atlántico.

Lo cierto es que mucho antes los afros habían buscado su libertad, en una patria que aún mantiene formas de esclavismo disfrazada de pobreza, miseria y abandono estatal. Buscaron a toda costa la libertad, ¿para quién?, para sí mismos, pero también para una Colombia que recién empieza a reconocer su importancia en la construcción de lo que somos y de lo que queremos ser como nación.

 

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