Es una de mis canciones preferidas latinoamericanas. La conocí gracias a Ska-p, el grupo de rock español. Cuando empecé con los cantautores, la escuché en la voz de Víctor Jara. Pasado un tiempo, descubrí que el compositor era Jorge Saldaña, que se quejó de que la nadie le hubiera reconocido su autoria y que en su versión original guardaba un par de estrofas que me sorprendieron y completaban el sentido de la canción. Aquí empieza la historia del mentado Juan sin Tierra.

El corrido de Juan sin Tierra es una de las canciones que más he bailado en las fiestas en los pueblos de España. La versión de Ska-p es una de esas llamadas para hacer la revolución en la juventud. Lo más parecido que tuvimos por aquella época a hacer la revolución fueron las movilizaciones de la guerra de Irak. Entre asambleas y manifestaciones, nos animábamos con las rolas de este grupo frente la prepotencia de Aznar y sus delirios de grandeza.

Ska-p es de Vallekas -aunque muchos de sus miembros son vascos-, un distrito próximo a mi casa que se sitúa al sudeste de Madrid. Un barrio con mucha identidad, de larga tradición obrera, con un tejido asociativo muy fuerte y donde nunca ha ganado la derecha. Su club de fútbol es el Rayo Vallecano, uno de los equipos con menos presupuestos de la Liga Adelante, pero con mucho ambiente en cada partido que juega en casa.

Con el tiempo, aclaré la mención a Víctor Jara que hacían los vallekanos. Víctor Jara sacó Juan sin Terra en uno de sus discos más conocidos Pongo en tus manos abiertas… Allí hay clásicos de la altura de Te recuerdo Amanda o Duerme, duerme negrito,  una canción popular en el Caribe. También en este redondo está la famosa melodía de Viglietti dedicada a un paisano suyo, el cura Camilo Torres. Para los de fuera de Colombia, no tiene nada que ver con Camilo Cienfuegos, el revolucionario cubano.

La última estrofa hablaba de la muerte de Víctor Jara: No olvidaremos el valor de Víctor Jara,/ dando la cara siempre a la represión,/ le cortaron sus manos y su lengua/ y hasta la muerte gritó revolución. Hablaban de la muerte del cantautor chileno,  al que los militares torturaron, y, según parece, le cortaron los dedos antes de matarlo en el antiguo Estadio de Chile. La versión de Ska-p era idéntica a la del chileno salvo la estrofa final que servía de homenaje a Jara.

Pero hace unos años descubrí que Juan sin Terra en realidad no era de Víctor Jara. El autor original era Jorge Saldaña, un compositor mexicano que escribió esta canción con un par de estrofas más que se le pasaron por alto al chileno. La letra de Saldaña es algo diferente y cambia mucho el sentido de la historia.

Jara se saltó la tercera estrofa de la letra de Saldaña: Dios tiene que perdonarme,/ porque maté en la trinchera,/ llevando siempre a la espalda/ la muerte por compañera. Digamos que hacer mención a lo de matar no quedaba muy bien para aquellos momentos, cuando en ese mismo disco denunciaba la Masacre de Puerto Montt. Algo que también iba en contra del programa de la Unidad Popular de Allende, que defendía la vía democrática y pacífica para llegar al socialismo. Porque una cosa es cantarle al Che y las guerrillas y otra decir lo que se hace en las revoluciones.

A Jara también se le olvidó la penúltima estrofa, que va al hilo de la letra de la cancion: Si me vienen a llamar,/ para otra Revolución,/ les digo estoy ocupado,/ sembrando para el patrón. Sin estas dos partes, el sentido es muy distinto. La ironía y el desencanto ya eran patentes con Jara, con aquello de que el abuelo fue peón de hacienda, el padre revolucionario y el nieto funcionario, pero se acentúa más con estas punzadas, en las que autor dice que más le hubiera valido quedarse sembrando para el patrón que combatiendo en la sierra.

Saldaña lo explicaba en este vídeo. La letra la compusó en el año 56 y la inscribió en el 60. El PRI ya era el partido monolítico que ostentaba el poder. Lo que algunos como Vargas Llosa bautizaron como La dictadura perfecta, donde había elecciones pero sólo un partido gobernaba gracias a su red clientelar. La Revolución Mexicana era algo del pasado, los años se evaporaban, los viejos ideales se marchitaban y las cosas seguían más o menos iguales. Llegaba el desencanto.

Pasaron los años y cuenta Saldaña que hace unos años escuchó su canción por la radio. No sabía quiénes eran, así que preguntó a la cadena. Le dijeron que era Ska-p y que habían sacado aquella versión en su disco Eurosis. Saldaña miró en el álbum para ver quién constaba como autor y se acordó de la Madre Patria, -siempre madrastra más que madre- y todos sus hijos cuando vio que no figuraba por ningún lado. Y es que los españoles “se habían apropiado” de ella.

Ska-p se enteraron de su enfado cuando un seguidor debió de ver el vídeo y les preguntó si habían hecho plagio. Ante los hechos, redactaron un comunicado para aclarar que ellos no eran los creadores de Juan sin Terra y que la autoría correspondía a Saldaña. Los españoles reconocieron que nunca le habían avisado y que esperaban que hubiera cobrado por los derechos de autor correspondientes.

Y así acaba la historia del mentado Juan sin Tierra.

En Twitter: @Jarnavic

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