(Este texto fue publicado el día 11 de Junio de 2014 en nuestro blog independiente)
Por Slevin.*

Al escuchar esta ‘filosófica’, ‘trascendental’ y ‘prominente’ frase, muchos interrogantes (también lamentos) llegan a mi cabeza. El primero: ¿quién pudo siquiera atreverse a pensar esa barbaridad? Esta respuesta tiene nombre propio: ‘Pachito’, pero no Santos, aunque de él no me extrañaría en absoluto; la respuesta es ‘Pachito’, pero Maturana; el constituyente, el del ‘tiki taka’ criollo, el odontólogo, y un etcétera en mayúscula.
La segunda cuestión: ¿en qué momento salió esta frase?. Contrario a lo que podría suponerse, no fue tomada de una canción de Ricardo Arjona, ni de un robusto y siempre ‘científico’ texto de Walter Riso y tampoco de una ‘rigurosa’ y ‘neutral’ opinión de Vicky Dávila. Nació de una justificación para la derrota de la selección Colombia –la inmarcesible–.
La tercera : ¿más que una frase, será una imprecación?. Muchas personas en el mundo han analizado el fenómeno de la derrota, del fracaso y una parte ha referido que es una enfermedad proveniente de las carencias de inteligencia y respeto por el otro de algunos individuos. En Colombia dicho déficit se ve reflejado a nivel colectivo y en símbolos nacionales. A pesar de ello, más que una maldición, es un sello (o marca cultural).
Cuarta y última inquietud: ¿Rigoberto Urán es portador del sello? En una mañana gris –después de la victoria de Óscar Iván Zuluaga todos los días serán grises–, presentaban el Giro de Italia, una competencia exigente y fuerte que tuvo un final histórico: el primero y segundo puesto para Colombia. Nairo Quintana y Rigoberto Urán, respectivamente, subían al podio. Esto generó júbilo y no es para menos: es una proeza. Pero después de la emoción y haciendo el análisis deportivo del suceso, notamos que hubo un damnificado, y fue Urán.
A pesar del buen trabajo, perdió la camisa rosa –la del líder–. Pero no es algo que no hayamos visto antes. En los últimos juegos Olímpicos, a metros de la meta, perdió la presea dorada, y el año anterior quedó como subcampeón del mismo Giro de Italia (esos son los grandes logros de Urán). Con todo el respeto y sin demeritar a grandes finalistas como Urán, el ‘Atleti’ de Diego “El cholo” Simeone –no el de Maturana– o la Naranja Mecánica, ser subcampeón es lo mismo que nada, es una derrota y eso no es un buen síntoma.

Lo más curioso de toda la situación es que Urán es paisa, y los paisas nunca pierden y si pierden pues eso no existió o es ilegitimo (o sino le doy en la cara). Ojalá Rigoberto tenga más suerte o que por lo menos él y Nairo sigan haciendo historia –para poner en un tono más suave la derrota– en este país de sellos.
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*Colaborador.
@Pareidoliasur