Pareidolia del Sur

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A propósito del silencio

Por Ana Queiroz.*

“Mi única vocación es el silencio. Mi padre fue quien me lo explicó: tengo tendencia a no hablar, tengo talento para aguzar silencios. Así es, silencios, en plural. Porque no existe un único silencio. Y todo silencio es música en estado de gravidez” (Couto, 2012) [1]

 

Ilustración de Marcelilla Pilla (http://marcelillapilla.com/2014/03/25/%E2%99%A5-2/ )
Ilustración de Marcelilla Pilla.

Cuando se configura un silencio en nuestras vidas generalmente lo relacionamos con incomodidad, soledad y tristeza. Estamos en sociedades donde  hay un molesto y constante ruido los siete días de la semana; que nos persigue, nos azota y –se supone– nos brinda ‘comodidad’ y ‘compañía’. Ruido en la casa, la calle, los teléfonos, el televisor, un accidente, gritos, música a todo volumen, personas cuchicheando, niños llorando, políticos dando discursos eternos, la radio, los pitos, las conversaciones, el tecleo de dispositivos móviles. Como lo escribió Piedad Bonnett en una columna titulada Huy, qué ruido“(…) vivimos, tristemente, inmersos en un eterno parloteo, el mismo que se ha apoderado de las redes, exhibicionistas y faranduleras. En una sociedad que parece temerle al silencio, que no lo cuida, no lo regula, no lo respeta. Cuando hay tanto ruido ya nada se puede oír, pero sobre todo, ya no nos podemos oír a nosotros mismos. Ni reconocer lo fecundo de la soledad, ‘esa gran talladora del espíritu’, como la llamó García Lorca.”

Por tanto, ¿se han tomado la molestia de permanecer un minuto en reposo? ¿el atrevimiento de contemplar el más perfecto de los sonidos? Olvidamos que los silencios son música y que de igual forma se disfrutan. De una manera muy directa lo escribe Quentin Tarantino en el libreto de Pulp Fiction, que además lo hizo ganador del premio Oscar a mejor guión original en 1994:

“MIA: Don’t you hate that?
VINCENT: What?
MIA: Uncomfortable silences. Why do we feel it’s necessary to talk about bullshit in order to be comfortable?
VINCENT: I don’t know.
MIA: That’s when you know you found somebody special. When you can just shit the fuck up for a minute, and comfortably share silence.
VINCENT: I don’t think we’re there yet. But don’t feel bad, we just met each other. 
MIA: Well I’ll tell you what; I’ll go to the bathroom and powder my nose, while you sit here and think of something to say.
VINCENT: I’ll do that.” [2] (Tarantino, 1994)

Entonces por qué debe existir esa necesidad de hablar sin parar, de escuchar ese charloteo, de sentir ese ruido que retumba en los oídos para alcanzar comodidad. ¿Por qué no darse la oportunidad de exaltar la quietud –engañosa– del sonido, que llega a ser un ejercicio de intimidad y complicidad? En el sosiego del silencio se puede jugar con las miradas, el tacto o los olores; y así percibir con mayor detalle lo que pasa en el mundo y en el cuerpo de los demás.

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*Colaboradora

[1] Couto, Mia (2009) . Jesusalén. Traducción, Villagarsa, R (2012). Ed Alfaguara. Madrid, España.

[2] http://www.youtube.com/watch?v=WFDD8fzMXTY (Excusarán el españolete tíos) http://www.youtube.com/watch?v=MWkN3akP3cU (mejor en su versión original)

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