El valor de un sólo misil salvaría vidas, no las quitaría
¿Cuánto vale cada misil enviado por Israel? Si se comparara con absurdos como cuántos autos de lujo o islas privadas se pueden comprar, o si se pone en relevancia a cuántos tratamientos médicos equivale un ataque, ¿seríamos conscientes del despropósito de seguir aceptando que está bien matar a otros? Estas son las cifras.
¿Cuánto vale cada misil enviado por Israel? Si se comparara con absurdos como cuántos autos de lujo o islas privadas se pueden comprar, o si se pone en relevancia a cuántos tratamientos médicos equivale un ataque, ¿seríamos conscientes del despropósito de seguir aceptando que está bien matar a otros? Estas son las cifras.
Con un solo misil, el ejército israelí destruyó este 29 de octubre de 2024 un edificio en Gaza y mató a 63 personas, sin darles tiempo a quienes allí habitaban de evacuar o protegerse. Más allá del horror de una acción repetida infinidad de veces este último año, el misil —uno de tantos miles lanzados por Israel en casi trece meses de retaliaciones contra Gaza y Cisjordania, además de Líbano, Siria e Irán— costó medio millón de dólares.
Sólo con seis de esos se podrían comprar los autos del más absoluto lujo, como el Bugatti Chirono un Ferrari SF90 Stradale (3 millones de euros). Ni qué decir de cuántas vidas podrían salvarse. Uno de los tratamientos médicos más caros que existen en España es el de los neonatos que nacen con un peso de entre 500 y 749 gramos. Con un precio medio de 60.205 euros, ocho vidas podrían haber sido salvadas con lo que vale un artefacto de destrucción.
Las cifras dejan en claro que la guerra es un negocio con el cual se enriquecen empresas y personas. Sólo algunos, a costa de miles de vidas.
Para las masas, las razones que presenta Israel para atacar son propaganda básica: recuperar territorios ancestrales, ser un pueblo elegido, retaliación y seguridad. Israel, sólo en 2023, gastó 27.5 mil millones de dólares (o billones, según los anglosajones), y ha recibido y sigue recibiendo aportes de Estados Unidos por cuantías igual de sobredimensionadas.
Equivalentes a 275 islas privadas
De nuevo, dimensionemos la cifra. Del lado del lujo, una isla privada se puede conseguir por 100 millones de dólares, lo que permitiría comprar 275 islas privadas en el mundo con esa inversión anual, en caso de que las hubiera disponibles.
Si se pensara en una cifra imposible de concretar porque a nadie le parece importante, si se repartiera ese presupuesto israelí de un año de guerra en la totalidad de la población de África (1.400 millones de personas), cada una de ellas recibiría 19,64 dólares. Para muchos de ellos, sería más de lo que reciben en un mes para vivir.
O incluso, si se repartiera entre los casi diez millones de habitantes israelíes, cada uno recibiría 2,835 dólares, lo que serviría a muchos para vivir una vida más tranquila, sin necesidad de disparar al prójimo.
Las balas y municiones varían, dependiendo del tipo, pero un proyectil de artillería puede costar entre $500 y $2,000 dólares, dependiendo de su sofisticación. Una sola bala, una sola, puede ser el sueldo de una familia entera en un país de renta alta”.
El gobierno de Estados Unidos, con Joe Biden a la cabeza, aprobó en agosto la venta a Israel de un gran paquete de armamento militar por valor de 20.000 millones de dólares. Esto incluye 50 aviones de combate F-15, que serán entregados a partir de 2029. Sumando, ya van 47.5 mil millones. Si se suma el año anterior, el 2022, que fue de 23.5 millones de dólares más, las cifras comienzan a ser estratosféricas, sin contar con otras ayudas de Reino Unido o de la Unión Europea.
Con ese dinero, literalmente, y sin exagerar, se puede comprar todo.
200 superyates por un año de gasto militar
Un jet privado, como el Gulfstream G700 o un Boeing Business Jet, cuesta entre 50 millones y 100 millones de euros. Algo aún más exagerado: comprar un equipo de fútbol de gama media de la liga inglesa, La Liga o la Serie A puede valer entre 200 y 500 millones de euros. Una propiedad de lujo en Mónaco o en Londres puede estar entre 50 a 150 millones de euros.
Todo eso se puede comprar con el gasto militar enviado y manejado por Israel, y sobra dinero.
Volvamos al lujo, sólo para ver lo absurdo del gasto militar: un superyate de alta gama, de 50 a 100 metros de largo, puede costar entre 100 millones a 300 millones de euros. Con el nuevo aporte de Estados Unidos se podrían comprar 200 de estas naves excesivas.
Si nos restringimos a la ayuda militar, de 1951 a 2022 Israel recibió de Estados Unidos 225.200 millones de dólares. Por parte de Europa, Israel habrá recibido desde 2008 a 2025 un total de 67,6 millones de euros, correspondientes a proyectos de investigación de los programas europeos FP7 Security, Horizon 2020 y Horizon Europe, una cantidad mayor de la que reciben algunos miembros de la UE con una población similar.
Cuando se piensa en la debacle actual del cambio climático, o en el hambre, la disparidad económica, la falta de empleos, la pauperización de los sueldos o la atención en salud, es claro que ninguno de estos temas recibe inversión real ni atención de fondo en comparación con las inversiones en la guerra. ¿Por qué tanto dinero para atacar otros Estados vecinos como Palestina o Líbano?
Aventuremos respuestas, también basadas en cifras:
A la gente común la mueve el odio y las razones religiosas o patrióticas para incitar o justificar un genocidio. Lo evidente es que es una cortina de humo, que incluso engaña a los medios, incapaces de titular de frente ante la presión de estos países de tinte bélico. Las potencias que financian el conflicto saben que la guerra tiene otros intereses”.
Respuesta #1: Israel es un gran productor de armas. Varias empresas israelíes están las 100 mayores fabricantes de armas del mundo, según datos de Sipri. Algunos nombres de estos irresponsables, disfrazados de desarrolladores de tecnología militar, son Elbit, Israel Aerospace Industries o Rafael Advanced Defense Systems. Es imperdonable el daño que hacen sus empresas al mundo, las vidas humanas y al medio ambiente.
Respuesta #2: En 2022, Israel se ubicó en el décimo lugar de los mayores exportadores de grandes armas. Le vendieron a India, Azerbaiyán y Filipinas, entre otros. Toda guerra produce mayor inversión militar y aumenta las acciones y ventas de las empresas.
Respuesta #3: Israel es también un gran importador de armas. Estados Unidos es su principal suministrador, por lo que gran parte de ese dinero enriquece a las compañías estadounidenses, con el 79% de sus compras. Lo sigue Alemania con un 20%, un país que tras la vergüenza real del genocidio judío apoya a una Israel, que ha decidido imitar la historia vivida.
Por parte de Estados Unidos, también fue aprobada la venta de 30 misiles de alcance medio, con un coste de 102,5 millones de dólares; de 33.000 cartuchos para tanques, por 774,1 millones; de 50.000 morteros, por 61,1 millones; y de varios vehículos tácticos, por 583,1 millones de dólares.
Respuesta general: Las siete mayores compañías europeas de armamento han subido más en Bolsa desde la invasión rusa, mientras sus homólogas americanas valen más del doble, según un informe de la consultora Acuraccy. Acá entra no sólo Israel, sino la venta de armas en general, porque cada conflicto incrementa los ingresos. ¿Es claro a quién beneficia la guerra?
Cifras de escándalo
A la gente común la mueve el odio y las razones religiosas o patrióticas para incitar o justificar un genocidio. Lo evidente es que es una cortina de humo, que incluso engaña a los medios, incapaces de titular de frente ante la presión de estos países de tinte bélico. Las potencias que financian el conflicto saben que la guerra tiene otros intereses.
El armamento utilizado por Israel, gran parte financiado por Estados Unidos, incluye misiles Iron Dome, diseñados para interceptar cohetes. Cada interceptor cuesta entre 40,000 y 100,000 dólares. El sistema completo, que incluye los radares y las baterías, tiene un coste estimado de 50 millones de dólares por unidad… lo que costaría una mansión de 1.800 metros cuadrados en París o pagar en España el salario mínimo a 3.307 personas durante un mes.
Los misiles Patriot, utilizados para interceptar misiles balísticos, pueden costar 3 millones de dólares. A su vez, los misiles Arrow 3, parte del sistema de defensa contra misiles de largo alcance, también tienen un coste de 3 millones de dólares por misil.
En cuanto a los aviones de Combate, el F-35I Adir, el avión más avanzado en la flota de Israel, tiene un coste por unidad de aproximadamente 77 millones de dólares, sin incluir costes operacionales y de mantenimiento, que son elevados. Ese dinero corresponde a los ingresos anuales del club de fútbol Liverpool esperados para el próximo año. Un F-16, que es menos costoso que el F-35, y tiene un precio promedio de 30 millones de dólares por unidad.
Sus vehículos blindados y su artillería, como el Tanque Merkava, el principal del ejército israelí, tiene un coste por unidad de 6 millones de dólares. Los drones suicidas como los IAI Harop, tienen un coste estimado de 70,000 a 100,000 dólares.
Las balas y municiones varían, dependiendo del tipo, pero un proyectil de artillería puede costar entre $500 y $2,000 dólares, dependiendo de su sofisticación. Una sola bala, una sola, puede ser el sueldo de una familia entera en un país de renta alta.
Un par de cifras finales del despropósito: variantes del Standard Missile-3 van de 9.7 millones a $27.9 millones cada una. Estados Unidos lanzó al menos siete ya en apoyo a su aliado, Israel.
Cada F-15 vale 360 millones de dólares. Y… un submarino nuclear tiene un valor de 10 a 20 mil millones (billones anglosajones) de dólares, que equivalen al total de euros destinados en España a políticas de igualdad de 2022 a 2025. Cada torpedo vale 5.39 millones de dólares.
¿No es un despropósito seguir la guerra a sabiendas de que es un negocio que a nadie beneficia, salvo a accionistas y compañías de armamento? Todo lo demás son excusas.
Enrique Patiño
Enrique Patiño nació en Santa Marta, Colombia, y es escritor, fotógrafo y periodista.
Ha publicado las novelas “La sed”, “Ni un paso atrás”, “Cuando Clara desapareció”, “Mariposas verdes” y ‘Será tarde cuando despierte”.
Ha sido editor y director en medios como El Tiempo, El Heraldo, Revista Semana, Revista Diners. Entre otras, ha sido coordinador de comunicaciones del Ministerio de Cultura, la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), editor en el Premio Gabo y coordinador regional en Naciones Unidas en temas de migración para América Latina y el Caribe.
Ha colaborado en el Financial Times Deutschland, de Alemania; y en La Razón y Cinco Días, de España. Sus artículos han aparecido en al menos un centenar de publicaciones a nivel global.
Ganó el premio de la SIP a mejor crónica de Las Américas, el premio Deutsche Welle-Semana a mejor reportaje ambiental, y el premio ProColombia a mejor crónica de viajes, además de varios premios literarios.
Su apuesta ha sido siempre en favor de la reflexión y de la transformación a través de la palabra.
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