Estamos ante una de esas películas que se convierte en una guía para aprender a vivir, llenarnos de autoestima y responder la temida y existencial pregunta: ¿quién soy?
Por: Mónica Diago
Twitter: @monicadiago
Fui a ver Kung Fu Panda 3 y, como para variar, salí preguntándome quién soy y para dónde quiero ir. Parece una pregunta de moda desde que tengo 12 años difundida desde en libros de superación personal hasta por coaches que empiezan cualquier terapia con una pregunta que pocos pueden responder.
En Kung Fu Panda 3 también se les plantea esa inquietud tanto al protagonista como al público. Les cuento la premisa de la cinta sin mandarles un spoiler: Po, el panda guerrero dragón, debe averiguar realmente quién es para salvar a la gente de su valle. Una premisa tan sencilla se vuelve un viaje épico para este oso adoptado amante del kung-fu.
La película narra esa búsqueda y se manda una historia redondita, donde todo encaja; está llena de personajes entrañables, valientes y sobre todo sabios, que intentan descubrir las fortalezas que los hará brillar, las cualidades y defectos que los definen, en resumen, la respuesta a la pregunta ¿quién soy?
Para entender la importancia de este cuestionamiento tuve que recurrir a un psicólogo que me contara por qué es tan relevante reconocer al individuo en construcción y por qué este mensaje es el centro de una película para niños y adolescentes. Anamaría López es psicóloga y trabaja con jóvenes en un colegio de Cali. Trabajó también con niños de la calle y actualmente estudia una maestría en psicología clínica. Es además una de mis amigas del colegio, con la que empecé a descubrir quién era, qué me gustaba, y por qué era tan mala en química y ella tan buena en química, física, trigonometría…
Anamaría me dio una respuesta que trataré de aterrizar sin sonar a Walter Riso, y que me parece tiene todo el sentido: “Si uno no define quién es y decide su vida según lo que otros piensan, cualquier camino le sirve. Esto genera mucha inestabilidad en una persona. Si no defino mis intereses, lo que me gusta, para lo que soy bueno, haré cualquier cosa que me digan los demás”.
Este tipo de películas están dirigidas a niños en edad escolar, justo cuando se están definiendo y han dejado de creer solo en lo que dicen sus padres. Les llegan en una época en la que empiezan a identificarse con otros y eso también los define, por eso encontrar esas características que los van delimitando resulta fundamental para sus vidas. Un adolescente que sabe lo que quiere tomará decisiones que se ajustan a su bienestar.
Si quieren entender un poquito más la relevancia de este concepto en la película, los invito a ver un especial de Dreamworks (está en Netflix) que cuenta cómo fueron escogidos los cinco guerreros kung-fu. Se llama Secrets of the Scroll. Les adelanto: ninguno tenía grandes talentos para ser guerrero; eran simples trabajadores, buenos en su oficio.
“You must let her grow into what she will be” (“Debes dejar que se convierta en lo que será”), le dice el personaje más sabio de la historia, Oogway, al maestro Shifu cuando está entrenando a Tigresa bebé. La libertad con la que la educa la convierte finalmente en una guerrera hábil que sabe sacarle el mayor provecho a sus cualidades. No es tan dificil, finalmente, descubrir para qué somos buenos, qué cualidades tenemos, qué nos gusta y qué es eso que definitivamente no soportamos. Esta fórmula moral tan efectiva hará que las decisiones que tomemos sean acordes a lo que podemos soportar como individuos.
https://www.youtube.com/watch?v=G3bAnQ7YP7E
Mónica Diago
El cine como terapia. Mónica es periodista independiente de diferentes medios colombianos. Escribe sobre personajes, moda, sostenbilidad y cine. Encuéntrela en Instagram como @ladiago y en Twitter como @monicadiago