Ojo de pez

Publicado el Mónica Diago

Huir de la violencia contra la mujer ¿para dónde?

La película argentina (coproducción con Colombia) Refugiado, es una radiografía de lo que experimentan muchas mujeres que padecen el maltrato físico y psicológico. Un relato muy acertado para estos tiempos donde abundan tanto las campañas en contra de esta problemática como el desconocimiento del tema.

Por: Mónica Diago

Twitter: @monicadiago

 

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Miedo, angustia de sentir que el hombre que a la vez es el papá de su hijo, el que duerme con ella en las noches, el que agradece la comida que con cariño le prepara todos los días, pueda perseguirla cuando ella lo único que quiere es escapar de él y de su furia injustificable.

Esa es la razón por la que Laura interpretada por (Julieta Diaz, la protagonista también de mi película argentina favorita: Derecho de familia) huye con apenas una maleta, unos zapatos destalonados o zuecos (con los que su travesía se hace más incómoda) y un hijo que quiere protegerla, pero que, naturalmente, extraña a su papá.

La historia llegó hasta la puerta de la oficina del director Diego Lerman en el 2010. Un hombre disfrazado de viejo había disparado contra su ex mujer, delante de sus dos hijos. Por fortuna la mujer se salvó y Lerman empezó a hacerle seguimiento a esta problemática. Descubrió, entre otras cosas, que en Buenos Aires había refugios para las mujeres que pedían ayuda. Pasó por varios de estos sitios entrevistando a sus habitantes e incluso estuvo acompañado por Julieta, la actriz y protagonista de la película. Tres años duró la investigación que dio como resultado esta película con la que el director no pretende cambiar el mundo, pero “si influir de manera decisiva en el punto de vista de las personas, la gente de carne y hueso, aquellos que si pueden cambiar al mundo”, afirma.

La cinta, conmovedora en la medida justa, tiene dos excelentes actuaciones; la de Julieta Díaz, la víctima que consigue infundirle al espectador el mismo temor que siente ella frente a su agresor, al que nunca vemos pero podríamos reconocer gracias a todos los detalles que ofrece la historia, y el niño, Sebastián Molinaro, enternecedor y valiente. Sebastián (en la película Matías) nos recuerda a los protagonistas de dos películas que el director volvió a ver mientras escribía el guión: Ladrón de Bicicletas, de Vittorio De Sicca y Crónica de un niño solo, de Leonardo Favio.

Es imposible ver esta película y no pensar en las mujeres cercanas a las que les he escuchado un testimonio relacionado con este flagelo. Este año he sido confidente de tres chicas a las que el esposo, el ex, el novio o el papá de sus hijos las ha maltratado y todas coinciden en que el miedo no las deja actuar y tomar medidas drásticas en contra del agresor.

Y las entiendo aunque siempre trate de alentarlas a la denuncia y a huir del victimario. Pero si yo a veces tengo miedo de salir a la calle con una falda, si condiciono mi manera de vestir según el medio de transporte que voy a utilizar, no quiero imaginarme lo que siente una mujer que le teme a un hombre que tiene en la casa, en la cama.

Aquí tenemos, pues, una película que nos puede hacer reflexionar. No apta para los que le huyen al cine que refleja realidades, pero como dice Diego Lerman hay que darle espacio, también, al cine con potencia revolucionaria   “hacer  aquello que quiere ver el público sería hacer un cine complaciente y si hay algo que no me interesa en absoluto es el cine como discurso del establishment. Creo en la potencia revolucionaria, subjetiva e individual que tiene el cine, no para hablar de grandes problemas sino, sobre todo, para plantear puntos de vista auténticos y genuinos muchas veces muy diferentes a los que suelen manejar los medios de comunicación masivos”.

Estrena el 10 de diciembre en Colombia

 

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