No es casualidad que una de las grandes falencias de los estudiantes es su bajo nivel de competencia en lecto-escritura, porque han sido criados en una sociedad que no cultiva el silencio, la introspección y la auto-reflexión.
- El activismo absurdo y el rechazo per se: https://blogs.elespectador.com/cultura/meditaciones-absurdas/cuatro-problemas-la-educacion-colombia-i
- El desplazamiento de la experimentación y reconocimiento de la frustración por el privilegio del elogio meloso y el enmascaramiento de las propias debilidades: https://blogs.elespectador.com/cultura/meditaciones-absurdas/cuatro-problemas-la-educacion-colombia-ii
En esta tercera entrega, mencionaré:
3. La ausencia de una conciencia lingüística en todos los niveles del sistema educativo, ha generado el uso del lenguaje para disfrazar, mentir y confundir:
No en vano Colombia ostenta uno de los niveles de lectura más bajos del mundo, al no alcanzar siquiera un promedio de un libro anual por persona. Esto no debe llevar a asombro en un país en el que en las familias, como núcleo principal de la educación de los jóvenes, se han perdido los espacios de discusión y cada vez más los hijos se abandonan a la crianza bajo los cuidados de un televisor o los mensajes alienantes de una Internet sin selección programática. Además, para agravar el panorama, en las comunidades en las cuales se impulsan programas de incentivo a la lectura, los primeros inconformes ni siquiera son los estudiantes como se pensaría en un principio, sino que generalmente la resistencia proviene de los mismos profesores. ¿Cómo se quiere que un país tenga altos niveles de lectura cuando los estudiantes no ven leyendo a sus maestros y en cambio son ellos los que se rebelan a la lectura y a la producción de textos?
Se ha construido un contexto en el cual ni siquiera se escucha a los otros y siempre se busca imponer la opinión propia. Los grandes problemas de las instituciones educativas parten de problemas de lenguaje, porque como somos hijos de una visión de mundo antropo-centrista tendemos a tener la falsa creencia de que nosotros dominamos el lenguaje, y nos situamos desde un lugar anterior al lenguaje, cuando en realidad la lingüística ha demostrado que es a partir del lenguaje mismo que construimos nuestras realidades.
Wittgenstein, en ese sentido tenía razón al proponer que los grandes problemas de la humanidad se reducían a problemas de Lenguaje. ¿Cómo se quiere tener un mejor sistema educativo si la comunidad de docentes y estudiantes no es conciente de lo que escuchan, lo que dicen, lo que leen y lo que escriben?
Ante la presencia de esta ausencia de conciencia lingüística, no queda sino la edificación del reino de la justificación, el chisme y la retórica barata seudo-intelectual. Si no existe una conciencia lingüística, es muy difícil ser honestos consigo mismos, y mucho menos, transmitirla. No es de extrañarse que Colombia sea un país que le rinda culto a la anarquía, la mediocridad, la trampa, el facilismo y el chisme. Y no es de extrañarse que el melodrama sea el género que domina el rating de los horarios triple A de la parrilla de programación de los canales hegemónicos.
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