Ya no será más lunes, ni volveremos a levantarnos con angustia antes de que las frutas frescas envejezcan.
No abriremos nuevos espacios en los armarios vacíos para que duerman los gatos, ni volveremos a purificar las entradas con velas, ni habrá más quemas de equinoccios.
Todo está hecho polvo.
Ya le vimos la cara al pasado y estamos transformando nuestras idealizaciones; los ojos sin maquillaje en el espejo y las planes por hacer.
Tenemos un paso menos del camino. Tu ropa roja que no se cuelga y recibos de pago sobre la mesa.
Ya no será más lunes y no veremos los otros que fuimos: convulsos, explosivos, pasionales entregados a las causas injustas.
Celebro que no volverán los rostros negros del mundo irreal, que se disfrazaban con cadenas de plata sobre una silla de ruedas, y que tampoco volverá el tiempo de recoger las hojas secas y mojadas por la lluvia.
Atrás quedó la montañita de cenizas que apagamos con agua antes de dormir.
Y con el sol, llega un pequeño colibrí que se oculta en las veraneras fucsias de la abuela.
Ya no será más lunes, y no olvidaremos cerrar el grifo, apagar las luces y rezar la oración de protección; ni contestaremos cartas con respuestas formales que ocultan el grito para detestar a los inconscientes.
Llegará el martes y nosotros seguiremos siendo los valientes que confían en sí mismos, porque saben que las almas sensibles desbaratan implacables capas, se sacuden, se alientan y se salvan con los demás.
Un texto de Adriana Giraldo.
Adriana Patricia Giraldo Duarte
Las lloronas hablamos de todo lo que nos ocurre en la carrera de la vida: pasiones, amores, aprendizajes, sueños, dolores, esperanzas. Por eso este blog es un espacio para que rayes todo lo que escribes a solas. Se trata de descifrar ese femenino inagotable, sin culpas, sin adelantos, ni pretensiones diferentes a las de hallar el verdadero lugar de nuestro yo, a través de la escritura.
Es un ejercicio compartido que nos permite transformar la rabia en creatividad y la impaciencia en expresión, sin que tengamos que consolarnos o crear disculpas letales.
Envíame tu texto a
[email protected] para verlo publicado en Lloronas de Abril. Es hora de pensar en lo vistoso y sanador que pueden ser nuestros días, si dejamos atrás el falso consuelo que no nos pertenece. Revivamos este impulso. Hablemos como necesitamos hacerlo. Espero tu texto.