Un texto de Alejandra Sierra, en homenaje a Jack y Mari
Nunca antes había hecho una carta, pero siempre hay una primera vez. Por eso, hoy quiero recordarte los momentos felices que vivimos juntos, cada paseo, cada juego, cada caricia, cada bocado. Quiero agradecerte por todo el amor que recibí de ti, por dedicar tu vida a la mía, a cuidarme, mimarme, curarme y acompañarme. Quiero decirte que me siento feliz porque de ti aprendí lo que es el amor incondicional.
No me pidas perdón, no cargues con culpas, por favor. Solo tú y yo sabemos lo que hemos luchado. Me siento orgulloso por tu coraje y tu valor. En ti encontré la fortaleza y hoy me despido con tranquilidad y la alegría de haber podido ser feliz a tu lado.
Recuerdo el primer momento en que llegué a tu vida, Mari. Fue hace 10 años cuando decidí ser tu protector, tu confidente y tu consuelo. Lo hice para alegrarte y acompañarte, siendo un perro fiel, fuerte y amoroso, dispuesto a darte amor, alegría y a compartir contigo.
Quiero expresarte mi amor y mi esperanza de volver a verte. Nuestro amor es eterno, trasciende el tiempo y el espacio. Nuestra unión es una luz que seguirá brillando, porque amores verdaderos como el nuestro no se apagan nunca.
Mari, mi querida dueña, mi amada mamá, no te sientas sola, cuentas con el apoyo y el cariño de todos los que te queremos. Eres una mujer valiente, que has dado todo por mí. No tienes nada que reprocharte. Estoy seguro de que estoy en un lugar mejor, que estoy libre de sufrimiento, que estoy feliz y en paz.
Te espero en el arcoíris, donde algún día nos volveremos a abrazar.
Te amo inmensamente.
Jack
… En memoria de Jack, el perro que nos enseñó el amor incondicional
¡Querido Jack!
Hoy, nuestros sentimientos se entretejen con hilos de gratitud y amor… y tu figura imponente, Jack, resurge. Tu pelaje blanco exuberante y tu majestuosa presencia nos recuerdan que fuiste la encarnación de la fidelidad y la fortaleza, dones que solo los leales amigos de cuatro patas pueden brindar…
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Adriana Patricia Giraldo Duarte
Las lloronas hablamos de todo lo que nos ocurre en la carrera de la vida: pasiones, amores, aprendizajes, sueños, dolores, esperanzas. Por eso este blog es un espacio para que rayes todo lo que escribes a solas. Se trata de descifrar ese femenino inagotable, sin culpas, sin adelantos, ni pretensiones diferentes a las de hallar el verdadero lugar de nuestro yo, a través de la escritura.
Es un ejercicio compartido que nos permite transformar la rabia en creatividad y la impaciencia en expresión, sin que tengamos que consolarnos o crear disculpas letales.
Envíame tu texto a
[email protected] para verlo publicado en Lloronas de Abril. Es hora de pensar en lo vistoso y sanador que pueden ser nuestros días, si dejamos atrás el falso consuelo que no nos pertenece. Revivamos este impulso. Hablemos como necesitamos hacerlo. Espero tu texto.