Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Mi perfecto imperfecto

principe

Luisa Cruz.

No soy la típica chica de piel suave, manos perfectas, pies de princesa y características de doncella de película.  Más bien, soy la desordenada que no se preocupa por la forma de su cabello, que tiene pocas vanidades; si se quiere, solo un poco de maquillaje.

No me importa si tengo pocos amigos. Está conmigo la certeza de que los que me rodean son incapaces de traicionarme.

Amo mi espíritu. Amo a Dios a mi manera.  No me interesa el dinero ni la imagen de la  ‘’alta sociedad’’.

Tengo problemas que no intento ocultar con una cara bonita.  Sé que hay un hilo común, tal vez poco atractivo para muchos que buscan una chica hermosa, de esas de belleza inalcanzable, poco distinguibles y soportables, de esas que son escasas.

La verdad, me gusta que sea así.  No pretendo ni deseo la añoranza de los hombres que están a mi lado.

Por fortuna juvenil, puedo decir que no han sido pocos mis amoríos.  Varios han llegado a mi corazón y he sostenido la mano de chicos altos, bajos, gordos, flacos, brillantes y bestias, pero todos lograron cautivar algo en mí.

Es irónico que exista en mi cabeza y en la tuya, un prototipo de hombre perfecto, cuando todos los días luchamos contra nuestras propias imperfecciones.  Es algo que no podemos evitar. Todas tenemos en la cabeza ese ser. Completo, pero imperfecto para todos.

Entonces es cuando llego a la conclusión de que hay un totalmente imperfecto en cada uno de nosotras, aunque la mayoría nos guiemos por un patrón similar, teñido de príncipe azul de cuento o galán de película.

No sé cuántas manos tendré que sujetar para encontrar a quien veré de la misma forma imperfecta sin ser la doncella delicada de un cuento.

Por lo pronto sé que su corazón no será azul.  Tal vez de un color menos agradable para muchos, pero único y verdadero para mí. La belleza que solo yo podré distinguir y soportar.

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