Queridas lloronas:
Inevitable sumarnos a los deseos del mundo; sustraernos del paso de las horas y mirar hacia atrás. Evaluar el año que pasó y centrar la energía en los días que acompañarán las novedades.
Saber que de repente, lo que parecíamos no entender va tomando forma y atrás está la lección aprendida, lejos de los dolores y de las culpas, de los regaños sociales y de todas esas veces en las que intentamos sabotearnos.
Estoy segura de que hoy están recordando el día en el que se quitaron el miedo para defender con orgullo la única pertenencia, el escudo femenino que nos hace diferentes, que nos hace humanas, demasiado humanas.
Pero también sé que están saliendo de un remezón de emociones para encontrarse con lo que realmente son: mujeres de carne y hueso capaces de mirarse sin rodeos, en blanco y negro. De escribir para las demás cuáles deben ser las garantías que nos cobijen a todas.
Vale la pena abrirse a un universo de nuevas posibilidades, confiar en que todo estará bien, imaginar lo imposible y desearlo con fervor para que las realidades sean otras.
Sé que vienen días de muchos retos y visiones que construiremos con entusiasmo, con esa voluntad a prueba de fuego, con el afecto y la solidaridad que debemos seguir transmitiendo.
Sé que aprendimos a ver la vida bajo otro tono y que vamos preparando un camino en el que tenemos menos lágrimas y más sonrisas; menos lágrimas y más compañeros y cómplices del viaje.
Gracias a todas, y al poquito de todos que se conectan con esta virtualidad para narrar pasiones, y luchas, y sueños, y vida. Nos quedan más páginas de este blog que hacemos juntas para sacar de adentro lo que le sobra al equipaje.
Feliz año. Que este nuevo ciclo nos llene de felicidad. Que se inicie desde ya la primavera, la fecha en la que nació y se fortalece Lloronas de abril.
Gracias por hacer parte de esta aventura.
Adriana Patricia Giraldo Duarte.
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