Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Lo que esperaba y lo que obtuve

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Federico Acevedo Ramírez

 

¿Qué esperaba?

Que reflexionara sobre lo justo y lo injusto, más allá de sus propios intereses.

Que fuera humilde, reconociera su imperfección, aceptara sus errores y no se avergonzara de sus miedos.

Que no se hiciera el fuerte; todos somos vulnerables.

Que su proyecto de vida no girara en torno a la acumulación de riqueza.

Que no le rindiera culto al cuerpo, que no juzgara a los otros por cómo los veía.

Que no le hiciera caso a la publicidad; nos quiere inconformes.

Que no siguiera modas.

Que rechazara la uniformidad; que marcara una diferencia.

Que tuviera uno que otro vicio; desconfío de quien no los tiene.

Que llorara.  Que fuera sensible, pero contenido.

Que le huyera a la fanfarronería.

Que evitara la competencia.  Que hubiera superado la necesidad pueril de querer demostrar  todo el tiempo que se es mejor que el otro.

Que no creyera en libros sagrados, ni en verdades absolutas.

Que dudara de la maldad de quien dicen que es malo y de la bondad de quien dice que es santo; todos somos de todo en distintas proporciones.

Que  no tuviera ídolos; que no guardara devoción por nada, ni nadie.

Que escogiera la razón sobre la superstición.

Que le gustara estudiar; sin vanidad intelectual.

Que fuera inteligente; amar no es de torpes.

¿Qué obtuve?

Un amor que reprobó muchas de esas condiciones.

Amé hasta los tuétanos.

¿Por qué amaba? No tenía un porqué.

No hay razones para amar. Solo amé.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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