Para las nuevas chicas.
Déjala ser Valiente, sin medir el tiempo, sin recriminarle el paso de las horas.
Corre y dile otra vez que siempre ha sido fuerza vital, aunque ya no lo intuya.
No dejes que el encierro le merme la vitalidad de su sonrisa y el brillo de los ojos.
Dile que entre nosotras sobran los motivos, que será un aprendizaje en doble vía, que podemos ver en cada una la luz del futuro y no el peso temerario del pasado.
Entiende que a ambas ya dejó de importarnos el mensaje de las prohibiciones, el detrás de las situaciones vividas. Hay días en los que nos sentimos débiles y frágiles, confusas, amordazadas; en cambio hay otros en los que estamos luminosas, potentes, desmedidas.
Nada puede arrebatarnos la fuerza de la palabra, porque nos envuelve una historia que tejemos juntas y en la que perseguir el sueño del día después, solo representa la magia del hoy.
Atrás miramos para entender que un día fuimos vacilantes, pero que la vida nos trajo a este punto para hablar de los territorios en los que somos una sola idea de certezas, de orgullos, de conciencias innatas, de ciclos por descubrir.
Que podemos ser un día nosotras, y al otro la otra, porque al compartir más tiempo en medio de las nuevas condiciones, comprendemos nuestra propia libertad, la magnitud del origen, del alma visible en la que seguimos siendo inspiradoras.
Dile que vamos a vernos una nueva vez para que entender que ser Valiente es llorar sobre los huesos, encontrarse en la nueva piel, despojarse de los falsos mantos que nos dieron y cubrirnos en un instante por uno nuevo.
Porque para las musas la elección no abriga dudas, ni muertes. Porque una vez morimos para nosotras, y a la vez para la vida que ambas tenemos que vivir.