Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Enemigos del tiempo

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Por: Lina Yizeth Espinosa García

¿Tiempo amigo de la vida? ¿Tiempo amigo del reloj? ¿El reloj metáfora de la vida? Somos sus enemigos, evitando la vejez, ocultando la edad, llorando de nostalgia por ver la época que no se recupera más.

Si bien es un  periodo de acción y nuestra vida se basa en acciones, vivimos con él, que nunca se recupera, como una enfermedad silenciosa que nos afecta diariamente, nos consume, nos deteriora, nos mata.

El tiempo se convierte en memoria, guarda todos los recuerdos en la cápsula del cerebro, que se distorsiona con el pasar de los años.

Cada quien tiene su manera de desperdiciarlo, pues las cosas que nos ofrece el mundo son extremadamente infinitas. Hay quienes lo gastan para quedarse sentados sin hacer nada o quienes observan el mundo de una manera distinta.  Es una lucha en vano, es querer volver o querer huir, sin que él nos alcance.

Nuestra vida es corta, lo suficiente para afanarnos en conseguirlo todo antes que llegue la muerte, tan corta como la vida de una vela encendida, una vida en la que los días se esfuman cual si fuera el viento que en su paso no deja huellas.

Se derrite como un helado y se oxida como la manzana. Entre  más pasan los años el interés se pierde, la curiosidad se extingue en nuestros pensamientos y caemos en la monotonía de un mundo que no mide el tiempo, lo ignora, lo esclaviza y nos hace víctimas de un suceso imposible de cambiar.

Cada día tenemos menos espacio de compartir.  Estamos saturados, llevamos consigo la constante lucha contra el tiempo. Vive con nosotros esta incómoda compañía, en un lapso de espacio corto, con deterioro y desaparición, que sigue el ritmo del reloj y los días del calendario, que reparte el día para no perder ni un minuto, inevitable de detener.

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