Por: Milena Agudelo
Aún no salgo del estado tan contradictorio en el que me dejaste.
Quizás nuestro encuentro furtivo fue una manera que tuvo la vida de mostrarme otras formas de sentir y amar, de dejarme ver esa parte que desconocía de mí, y que a pesar de las decepciones amorosas, pueden surgir cuando menos lo esperas.
Puedo decir que he amado, y mucho, pero nunca sentí pasión.
Una palabra sobrevalorada y realmente poco realista en tiempos donde la vida va muy deprisa y las emociones son tomadas a la ligera.
Creí que amar era suficiente, pero cuando te vi, comprendí que el deseo y la lujuria causan estragos cuando se activan al mismo tiempo. Me despertaste tantas cosas que causaron confusión en mi mente, en mi cuerpo y en mi corazón.
Ese encuentro a escondidas cambió mi visión como mujer. Entendí que no está mal tomar la iniciativa cuando alguien te mueve el piso; no está mal olvidarse de las etiquetas para darle rienda suelta al deseo; y mucho menos, está mal que dos personas se olviden de todo para ser uno solo en una primera noche.
Adriana Patricia Giraldo Duarte
Las lloronas hablamos de todo lo que nos ocurre en la carrera de la vida: pasiones, amores, aprendizajes, sueños, dolores, esperanzas. Por eso este blog es un espacio para que rayes todo lo que escribes a solas. Se trata de descifrar ese femenino inagotable, sin culpas, sin adelantos, ni pretensiones diferentes a las de hallar el verdadero lugar de nuestro yo, a través de la escritura.
Es un ejercicio compartido que nos permite transformar la rabia en creatividad y la impaciencia en expresión, sin que tengamos que consolarnos o crear disculpas letales.
Envíame tu texto a
[email protected] para verlo publicado en Lloronas de Abril. Es hora de pensar en lo vistoso y sanador que pueden ser nuestros días, si dejamos atrás el falso consuelo que no nos pertenece. Revivamos este impulso. Hablemos como necesitamos hacerlo. Espero tu texto.