Por estos días en Bogotá se puede visitar “Beyond Van Gogh: The Inmersive Experience”, una exposición que promete una experiencia inmersiva y sensorial con la obra de Vincent Van Gogh.
Hasta ahora no he ido a la exposición, pero a propósito de este plan, quiero compartirte varias posibilidades oficiales y virtuales para aprender todo sobre este pintor de los Países Bajos: una es la página oficial del museo, otra es la cuenta de Instagram y el canal de YouTube.
En todas, la difusión cultural se mezcla con la educación. En cada posteo de Instagram explican un cuadro dando el contexto de cuando Van Gogh lo pintó. Por ejemplo, de la serie “El puente Langlois” recuerdan que el autor realizó en la primavera de 1888 cinco pinturas y dos dibujos de la estructura que está ubicada en Arles, Francia. Dicen que el puente le recordó la arquitectura japonesa, lo cual reflejó en la composición y como dato curioso comentan que el puente fue reconstruido en 1930, destruido en la Segunda Guerra Mundial y el que existe ahora es una réplica muy parecida al original.
El sitio web también es una gran fuente de información porque, además de anunciar las exposiciones vigentes, ofrece la oportunidad de hacer viajes virtuales por las obras maestras de Van Gogh. También hay una sección dedicada a sus cartas y al color, y a la importancia de éste en su trabajo.
Cada pintura o dibujo se puede ampliar de tal forma que se puede apreciar la textura, y cada uno está acompañado del proceso creativo, la inspiración y la evolución del trabajo.
Ahora, si lo tuyo es el video y no tanto la navegación y la lectura, pues el canal oficial en YouTube es perfecto porque pone a disposición de todos los interesados recorridos virtuales. En videos con calidad 4K hay recorridos del museo y de las exposiciones temporales.
A pesar de que todavía hay gente que se rasga las vestiduras porque, según dijo alguien hace varios siglos, la experiencia estética con una obra maestra sólo se consigue presencialmente y estando en absoluta calma y concentración, alejado (por supuesto) de los celulares; yo pienso que es ingenuo condenar al arte a esta premisa antigua, como si no tuviera la oportunidad de transformarse junto con la vida misma.
Yo disfruto muchísimo mis borondos presenciales, pero también los virtuales siempre y cuando tengan una estrategia clara en el mensaje y la presentación de las obras y el trabajo del artista.
De hecho, constantemente me pregunto ¿qué estará exhibiendo tal museo? Y así he podido navegar muestras muy chéveres, como, precisamente, “The Potato Eaters” en el Museo Van Gogh, a la que hace unos meses le dediqué el blog.