“Todos somos extraños”: llorar y abrazar el amor desgarrador

Este 2024 he tenido la fortuna de poder aceptar las invitaciones de prensa de cine, así que vi varias veces el tráiler de “All of us strangers” (Todos somos extraños), que se estrena en Colombia el 7 de marzo de 2024, y pensé que se trataba de un drama romántico, pero ¡no pude estar más equivocada!

Ciertamente, la película de Andrew Haig sí narra la historia entre Adam (Andrew Scott), un hombre solitario que inicia una relación con Harry (Paul Mescal), un vecino que vive en la misma solitaria torre de departamentos en Londres.

Pero, “Todos somos extraños” va mucho más allá de esta relación porque mientras estos dos personajes se conocen, los espectadores tenemos la fortuna de involucrarnos en su vida.

Adam es guionista e intenta escribir sobre sus padres, así que desempolva sus recuerdos y regresa al pueblo donde creció, al hogar que habitó hasta que sus padres (Claire Foy y Jamie Bell) murieron.

Es entonces cuando esta historia de amor se tiñe de fantasía porque, desde un abordaje sobrenatural, Adam busca a sus padres y retoma la relación 30 años después.

Y entonces todo en la película se transforma porque se entreteje el amor de pareja con el amor familiar, la ilusión, el miedo y el dolor.

El director y escritor británico Andrew Haigh argumenta que “en muchos sentidos, la película trata sobre cómo integras el dolor en tu vida. Debes encontrar la forma de seguir adelante y no dejar que arruine otras relaciones”.

Creo que todos hemos experimentado esa situación de vivir y amar a pesar del dolor desgarrador.

En “Todos somos extraños”, esto se da por la relación entre Adam y sus padres, más que su relación con Harry.

“Todo el mundo puede entender la idea de querer volver y redefinir la relación con sus padres”, agrega el cineasta.

¡Cuánta verdad!

Yo nunca tuve una gran relación con mis padres, pero desde hace unos años he tratado de sobrellevarla, más que arreglarla. He tratado de entender quiénes y cómo son ellos para que sus palabras o actos no me afecten; y mientras veía la película no dejé de pensar en esas conversaciones sinceras que me gustaría tener con ellos, pero que no se van a dar… no por ahora.

“Todos somos extraños” se mueve en dos tiempos, por así decirlo, según la relación que Adam sostiene con Harry o sus padres, y la estética del filme y la música ayudan a que mientras uno entiende que los padres son los padres, todo tenga sentido y sea verosímil.

Luego de ver esta película la canción “Always on My mind” de Pet Shop Boys tiene otro significado para mí. Desde que la escuchaba en radio me gusta mucho. Siempre la entendí desde el punto de vista de amor de pareja y desde ahora entiendo que se adapta a cualquier tipo de amor y de relación: “Pequeñas cosas que debería haber dicho y hecho. Simplemente nunca me tomé el tiempo. Siempre estuviste en mi mente. Siempre estuviste en mi mente” …

Qué difíciles son las relaciones familiares. “Todos somos extraños” está basada en la novela “Strangers” del escritor japonés Taichi Yamada, escrita originalmente en 1987 y traducida al inglés en 2003.

“Lo que me encantó de la novela fue el concepto central: ¿qué pasaría si te encontraras con tus padres otra vez, mucho tiempo después de su muerte, solo que ahora tienen tu misma edad? Me pareció una manera muy emotiva de explorar la naturaleza de la familia. Eso se convirtió en mi punto de partida”, cuenta el director Andrew Haigh, quien en esta versión cinematográfica le añade su toque personal decidiendo que el personaje central sea hombre homosexual, transformándola así en una historia personal involucrando las experiencias de su pasado.

“La adaptación del libro fue un proceso largo y a veces doloroso. Quería desentrañar mi propio pasado, como hace Adam en la película. Me interesaba explorar las complejidades del amor familiar y del romántico, pero también la experiencia de una generación específica de personas homosexuales que se criaron en los ochenta. Quería alejarme de la historia de fantasmas tradicional de la novela y encontrar algo más psicológico, casi metafísico”, concluye el realizador.

Muy dolorosa y desgarradora “Todos somos extraños”. No esperaba llorar tanto y no me alcanzaron los pañuelos.