“Hijas del agua” es un trabajo que Ana González y Ruven Afanador han desarrollado desde 2016, cuando coincidieron en Chiribiquete durante un viaje organizado por la exprimera dama de la Nación, María Clemencia Rodríguez de Santos.
Hasta el momento, “Hijas del agua” cuenta con una exposición en el Museo Santa Clara, en el Museo Nacional, un libro y un programa que ayuda a financiar la construcción de malokas en diversas comunidades indígenas.
Ahora que la exhibición llega al Museo La Tertulia de Cali, quiero recodar algunos puntos importantes de esta obra y que, aunque no definen la experiencia, es interesante tenerlos presentes para que la visita trascienda el recinto museal. De hecho, hace unos meses escribí sobre la exposición en el Museo Nacional y te dejo el link por si te animas a leer.
-“Hijas del agua” son 50 retratos de mujeres, hombres y niños de 21 etnias indígenas de Colombia. Algunas de estas comunidades estuvieron totalmente apartadas debido al conflicto armado.
-El nombre “Hijas del agua” alude al agua —como fuente de toda vida—, pero también al conocimiento que las mujeres indígenas aprenden en el encierro y que plasman en el tejido, cuyo resultado es mucho más que una mochila, es una historia que muchos no conocen, debido a la guerra.
-El trabajo entre Ana González y Ruven Afanador comenzó como “ensayo y error”, pues él tomaba fotos, ella las intervenía y luego veían cómo seguir el proceso. El resultado deja fotos impresas e intervenidas en diferentes técnicas como la digital o el bordado.
-La primera vez que el público pudo ver “Hijas del agua” fue en 2018 cuando algunas de estas fotos se exhibieron en el Museo Santa Clara, espacio donde Ana González y Ruven Afanador propusieron una reflexión entre el pasado y el presente (la vida de las monjas clarisas de los siglos XVI y XVIII y las formas de vida ancestrales).
-Con “Hijas del agua” fue la primera vez que la mirada indígena ingresó al Museo Santa Clara, lugar que fue el convento de las monjas Clarisas y luego una iglesia.
-En diciembre de 2020 los artistas lanzaron el libro que recopila todos los retratos y que tiene algunos textos que explican el sentido de la obra. El libro fue entregado a las comunidades junto a la donación de malokas en varios resguardos indígenas.
-Hablando desde la historia del arte, “Hijas del agua” transita en la línea del arte político, pues se nutre de la realidad de una sociedad para producir una obra, pero también es arte social, colaborativo o relacional porque la comunidad participa en el proceso y se beneficia con el trabajo, generando así el intercambio de saberes.
-El libro es, para Afanador, un homenaje a su tierra natal, y para González el resultado de la poética con la que se capturó la vida diaria de los indígenas, luego de escucharlos y entenderlos.
-En marzo de 2021 Ana González y Ruven Afanador inauguraron “Hijas del agua” en el Museo Nacional, una exposición más grande que la que se presentó en el Santa Clara, pues se exhibieron todas las fotografías y parte del archivo que muestra el proceso.
-Ahora, “Hijas del agua” empieza un recorrido nacional con la inauguración de la muestra en el Museo La Tertulia de Cali.
En este tiempo que se pone a prueba el colonialismo y la mirada occidental que rige al mundo, “Hijas del agua” es una oportunidad para que los ciudadanos se acerquen al pasado ancestral y le den la posibilidad de reivindicarlo siglos después de la Conquista. Así que, si estás en Cali, vas a la Feria o visitas la ciudad hasta abril de 2021, te invito a que te des un borondo por el Oeste, vayas a La Tertulia y mires esta exposición. De ñapa, mira la de Wilson Díaz (“Gusto y conflicto, motivos para coleccionar”, hasta febrero de 2022), uno de los artistas más versátiles que hay en el país, pues explora diferentes temas nacionales desde diferentes técnicas.
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