El río Bogotá no está muerto y así lo demuestra esta exposición
“Pulsos del Río Bogotá” se puede ver hasta finales de julio en la Galería Sextante de Bogotá. Esta fusión entre arte, ciencia y comunidad tiene como objetivo que entendamos que todas nuestras acciones se reflejan en la calidad de este río que está conectado con todo el país.
Siete lonas largas me recibieron en la sala de exposición. Las diferentes tonalidades de azul y ocre me situaron en una playa, pero la verdad es que estas ‘aguaaurografías’ (técnica artística creada por Fernando Cruz) evocan las aguas de la cuenca del río Bogotá.
Al leer la ficha técnica supe que estas obras fueron creadas con agua del río a lo largo de su trayectoria, como el Páramo de Guacheneque, el Humedal La Conejera o el Salto del Tequendama.
Como no sabía cuál es el recorrido del río Bogotá, me acerqué al mapa que recopila los sitios en los que se elaboró el proyecto “Pulsos del río Bogotá”, una fusión entre arte, ciencia y comunidad realizada entre el colectivo entre—ríos, comunidades de la cuenca, el artista Fernando Cruz y el ingeniero civil Luis Alejandro Camacho.
“Pulsos del río Bogotá” se puede ver hasta finales de julio en la Galería Sextante de Bogotá.
En estos momentos en que los residentes de Bogotá y algunas zonas de Cundinamarca sufrimos los racionamientos, es muy pertinente generar la conversación sobre el agua desde un punto de vista que se aleja de lo político, y que supera las cifras o los niveles de los embalses.
Sin embargo, es importante aclarar que esta muestra no responde a la inmediatez, sino que se trabaja desde 2023 con comunidades y organizaciones del Páramo de Guacheneque, Suesca, Sesquilé, Suba, El Charquito y el Salto del Tequendama.
El objetivo es poner en diálogo la medición de calidad del río y la creación de imágenes con sus aguas; pero más que retratar el paisaje o el agua en sí misma, el fin es que los espectadores sintamos “el alma” y “los pulsos” del río; y entendamos que todas nuestras acciones se reflejan en la calidad de este río que está conectado con todo el país.
El texto del ingeniero Luis Alejandro Camacho es fundamental para entender, según su conocimiento, que el río Bogotá no está muerto ya que tiene “pulsos de vida”.
“Los pulsos del río Bogotá son claros. Los hemos medido y nos dan la esperanza, pero también la certeza de que el río está vivo, de que vive desde todas partes de la cuenca, que revive a pesar de la contaminación que le producimos en algunos momentos y en forma difusa a lo largo de su recorrido. Los cuidadores de los ríos, los ribereños, los científicos, los artistas, dan fe de la vida del rio y de sus fuentes de agua, aquellas que lo conforman”, escribe.
Y para hacer más didáctico el asunto, la exposición se nutre de varios carteles de colores que, bajo el título “Cómo cuidar un río”, conta de varios capítulos (por así decirlo): ¡Nace el río!, Gira el agua, Antiguo cuerpo anfibio, Sembrar el río, Salta el Bogotá. Éstos se complementan con otros desplegables que narran la vida del ecosistema en El Salto del Tequendama, Suesca, Villapinzón, Sesquilé, Suba y El Charquito. Estos desplegables se pueden consultar en https://entre-rios.net/como-cuidar-un-rio/
Me parece fascinante lo que la naturaleza sigue generando en los artistas, y cómo cada uno traduce esa inspiración en un proceso poético.
Las aguas del Río Bogotá, por ejemplo, también fueron fundamentales en la instalación “Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed” que Paulo Licona presentó en SGR Galería y, aunque la puesta en escena era sombría, un bolero nos recordaba a los espectadores que su propuesta era sobre la muerte, pero también sobre la vida del Río Bogotá.
Otro ejemplo reciente es el de Leonel Vásquez, quien en 2023 exhibió “Templo del agua: río Bogotá” en NC-Arte, una propuesta sonora a partir de los sentimientos y palabras que el agua y el Río Bogotá a través de su cuenta genera en nuestras gargantas.
“Templo del agua: río Bogotá”, que también fue curada por Lisa Blackmore, respondía igualmente a una investigación de entre-ríos sobre el reconocimiento de los cuerpos humanos y los cuerpos de agua como “sujetos activos que producen formas estéticas, transforman paisajes y modelan la memoria”; y el resultado artístico fueron esculturas que generan sonidos a partir de las gotas de agua, o flautas que emiten una especie de melodía a partir de la turbulencia que se genera por el contacto entre agua, aire, espacio y cuerpo.
En “Pulsos del Río Bogotá”, la parte artística la pone Fernando Cruz, quien en junto a diversas comunidades de la cuenca realizó talleres en los que se crearon las ‘aguaaurografías’, unas en lona y otras en algodón, con el agua del río tomada en varios puntos de la cuenca.
En cada una varía el autor, la intención, el lugar, su clima, químicos del cianotipo utilizados en distintos tiempos y orden, el tiempo, el agua y sus contenidos naturales.
Los participantes de los talleres, que tienen una relación previa con el colectivo entre—ríos, siguieron las pautas del artista ycrearon imágenes del río desde sus riberas, colinas, humedales y nacederos, inspirándose en estos ecosistemas y las emociones que despierta la cuenca. Mezclada su agua con químicos y aplicada en papel artesanal hecho por Taller Arte Dos Gráfico, el río se revela en retratos abstractos y coloridos, que evocan sus formas y flujos diversos.
“Pulsos del Río Bogotá” se complementa con un documental que retrata paisajes del río desde su nacimiento hasta el Salto del Tequendama, así como los testimonios acerca de los retos que enfrenta la descontaminación del río, y los sueños y las resistencias que sostienen sus cuidadores.
Esta fusión entre arte, ciencia y comunidad tendrá, además, un conversatorio el 4 de julio a las 2:00 p.m. en la Galería Sextante (carrera 14 # 75-35).
Periodista con maestría en Estética e Historia del Arte.
Coautora del libro “Cartas de Cuarentena”, junto a la cineasta Josephine Landertinger Forero.
Creadora de @liarteconarte.
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