El jardín: placer de la clase media moderna y el impresionismo

El jardín como eje cultural y familiar en la nueva clase media y alta europea de los años finales del XIX e inicio del siglo XX es el protagonista del impresionismo, movimiento que se caracteriza por las pinceladas rápidas y ligeras realizadas con pinturas claras y luminosas, y porque sus representantes salieron del estudio para trabajar junto con la naturaleza.

El impresionismo surgió hace 150 años a partir de una exposición que se llevó a cabo el 15 de abril de 1874 en la que se exhibieron cuadros en los que Monet, Renoir, Degas, Morisot o Cézanne rompieron las reglas con lo establecido en la plástica, pues dieron importancia a captar el estilo de vida urbano y burgués.

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Ese estilo de vida está protagonizado, en muchas familias, por el jardín, ese espacio que dejó de ser exclusivo de la realeza o de la agricultura para convertirse en un refugio para la salud mental, familiar y cultural, pues no hay que olvidar que la modernidad llevó al ser humano a vivir en constante movimiento y aceleración del tiempo.

El jardín, o los jardines de siete artistas impresionistas son también los protagonistas del documental “De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno”, que proyecta Cine Colombia el 6, 7, 8 y 9 de septiembre en salas alternativas de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Manizales, Cartagena, Bucaramanga y Chía.

El documental nace a partir de la exposición que realizó Real Academia de Arte de Londres, a partir de la obra de Claude Monet revisa el papel que desempeñaron los jardines en la evolución del arte desde principios de la desde principios de la década de 1860 hasta la década de 1920.  

Al llevar esta revisión (desempeño de los jardines en la evolución del arte) el documental parte de la transformación que el jardín tuvo en la pintura: dejó de ser la locación perfecta de los temas religiosos para convertirse en el espacio predilecto de esparcimiento de las familias burguesas.

Quienes tuvieron el interés, el tiempo y la curiosidad de explorar las teorías de Darwin encontraron en el jardín el paraíso para poner a prueba las novedades de la ciencia y la naturaleza.

Uno de ellos fue el artista Monet, quien de acuerdo con James Priest, actual jardinero principal de Giverny (Francia, propiedad de Monet), el artista se esforzó por esculpir un jardín muy variado, diferente del jardín tradicional inglés, en el que el contraste de los colores y tamaños de las flores y plantas fue fundamental.

El documental “De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno” comienza con una cita del comerciante de arte René Gimpel que trabajó con los modernistas. “Dimos un paseo por el jardín. Un jardín perfecto. Un paisaje lleno de flores de belleza conmovedora. De tallos tan altos que parecía que caminaran a nuestro lado. Hoy Monet me llevó por primera vez al otro lado de la carretera y las vías tras la que se extiende el jardín y en que el paisaje cambia totalmente. Allí está su estanque, en él flotan los nenúfares y pálidos sauces lo rodean. Creó este estanque igual que Dios creó los caprichos de la naturaleza”.

La narrativa del filme da a entender que hasta nuestros tiempos la jardinería ha sido subestimada como arte y como protagonista del arte, ya que es tratado como si fuera una artesanía o una manualidad como el tejido; que tampoco es un oficio menor, pero tal vez es considerado como tal debido a que es practicado, generalmente, por mujeres.

Pero lo que hizo justamente la exhibición de la Real Academia de Arte de Londres fue darle su lugar como arte y como pieza clave de la vanguardia y de la evolución del arte, porque pintar el jardín era pintar la vida moderna, además de pintar la fuerza abstracta o el poder de la naturaleza.

De hecho, dos de los cuadros más llamativos que estuvieron en la exposición de Londres y que se puedne ver en detalle en la gran pantalla son “Claude Monet pintando en su jardín en Argenteuil” (1873) de Pierre-Auguste Renoir y “Louis Comfort Tiffany” (1911) de Joaquín Sorolla, quien retrató al artista y diseñador estadounidense en una posición muy privilegiada.

“De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno” se centra mucho en el trabajo de Monet, pero también abarca el trabajo de otros artistas que, como él, también se dedicaron a la jardinería, la horticultura y la pintura.

Los espectadores tenemos la fortuna de ver los jardines que inspiraron a Pierre Bonnard en Normandía (Francia), a Emil Nolde en Seebüll (Alemania), a Max Liebermann en Wannsee (Alemania) o a Henri Le Sidaner en Picardía (Francia). En el sitio web de la Real Academia hay un archivo digital sobre estos jardines que se puede ver en este enlace.

Cada jardín tiene su propia personalidad. Algunos son más controlados, otros más silvestres y otros más coloridos… pero tal vez todos guiados por las ideas del naturalista y escritor William Robinson, quien con sus publicaciones llevó a otro nivellos conceptos de la jardinería.

Cada uno de estos jardines y espacios al aire libre inspiraron a estos artistas, quienes se dedicaron a pintar estas creaciones naturales varias veces, en diferentes horas del día y diferentes estaciones, por lo que cada cuadro es diferente así sea el mismo paisaje.

“De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno” cuenta con la participación de curadores, artistas y horticultores, quienes expresan su conocimiento sobre papel del jardín en la cultura popular y en la evolución del arte desde 1860 hasta 1920; y cómo estos gustos modernos siguen siendo importantes en nuestros días.

¿Quién no necesita el contacto con la naturaleza para su paz mental? ¿Quién no disfruta de la lectura o de una taza de café o una copa de vino rodeado de flores de muchos colores?

¡Qué lindo legado nos dejó el impresionismo y la modernidad!

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