Liarte: diálogo sobre arte

Publicado el Lilian Contreras Fajardo

Doris Salcedo lleva a Fragmentos la memoria de las víctimas de las manifestaciones sociales

Angie Johana Valencia falleció el 19 de mayo de 2021 en Cali. Era madre de una niña de 5 años y, según reportes de medios de comunicación, cuando se dirigía a su casa recibió tres impactos de bala la noche en la que manifestantes y agentes del ESMAD se enfrentaron.

Valencia es una de las víctimas que han dejado las manifestaciones sociales que se viven en Colombia desde 2019 y que desde este primero de junio de 2021 son honradas en la acción de memoria “Vidas robadas” que se realiza en Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria, donde el público puede ver la foto de la víctima y un pequeño texto que recuerda quién era, qué día murió y la causa del fallecimiento.

“Fragmentos fue mancillado por (el presidente Iván) Duque recientemente y necesitamos mostrar que nosotros estamos con las víctimas. Esta es una obra de arte y un espacio de las víctimas, hecho por las víctimas y para las víctimas”, dijo Doris Salcedo, quien aclara que “Vidas robadas” no es una obra que ella presenta en el espacio que cocreó e inauguró en 2018, sino que es una acción de memoria en la que ejerce de curadora junto a María Belén Sáez de Ibarra, directora de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional.

Cortesía

Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria, ubicado en el corazón de Bogotá (Carrera 7 # 6b – 30, a pocos metros de la Casa de Nariño) es un monumento o contramonumento, en palabras de Salcedo (porque para verlo hay que bajar la mirada en vez de subirla), es una de las piezas encargadas en el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc, por lo que proceso contó con el apoyo de mujeres víctimas del conflicto armado.

Fragmentos no es sólo una obra de arte contemporáneo, es todo un espacio de arte que rinde permanentemente tributo a la memoria de las víctimas del conflicto en Colombia; pues el piso se hizo con el metal fundido de las armas entregadas por la guerrilla en el marco del proceso de paz.

La memoria, a diferencia de la historia, está cargada con sentimientos y es colectiva. Por eso, el espacio cultural ha recibido varias propuestas artísticas e itinerantes sobre el conflicto armado. En septiembre de 2019 los artistas Clemencia Echeverri y Felipe Arturo presentaron sus proyectos “Duelos” y “Antibalas”, respectivamente, y hasta hace unas semanas el belga Francis Alÿs presentó “Salam Tristesse, Irak, 2016-2020”, en la que explora el colapso social, la ausencia de sentido y el drama ocasionados por la guerra.

En este momento no estoy haciendo una obra porque no quiero, en ningún momento, quitar estos rostros del primer plano (mira a las fotografías de las víctimas de las movilizaciones sociales) porque ellos son los héroes, son los que están luchando por una mejor Colombia y los que están tratando de devolver algo de democracia”, insiste Salcedo.

Para ella, “Vidas robadas” tiene como objetivo mostrar la belleza y el resplandor de estas vidas “masacradas por la brutalidad policial”. En ese sentido, el asistente verá en una sala grande pintada totalmente de blanco los rostros en blanco y negro de las víctimas.

 

El nombre “Vidas robadas” está inspirado en un poema de la sobreviviente del Holocausto Nelly Sachs, así que esta acción de memoria se nutre de la poesía -también con “El siglo”, escrito en 1920 por Ósip Mandelshtam y que se puede leer a la entrada del recinto- para hablar y generar reflexión sobre “los tiempos terribles que están por venir” porque desde su perspectiva “un siglo después estamos exactamente en el mismo lugar, dándole la bienvenida al fascismo”.

Para llevar a cabo “Vidas robadas”, las curadoras se apoyaron en el trabajo periodístico ejercido por el medio independiente Cuestión Pública “porque los periodistas hacen memoria”, dice Sáez de Ibarra, quien trabaja desde hace varios años con el fotógrafo Jesús Abad Colorado y su exposición “El testigo”.

Conectas el corazón con lo que sucede y salta la memoria, la conciencia, el pensamiento. Es una lucha por la dignidad de la vida y la democracia que hace el periodismo, de una manera muy comprometida con la realidad; y eso también es lo que hace el arte”, explica la directora de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional.

“Nosotros (Cuestión Pública) nacimos para contar la verdad en términos de corrupción y nos tomamos con esto (violencia en las marchas) y no pudimos hacer otra cosa que volcarnos a la reconstrucción de la verdad en estos hechos (…) desde el día que mataron a Dilan Cruz notamos el silencio que había frente una vida muerta”, comenta Diana Salinas, cofundadora de Cuestión Pública.

¿Dónde está el papel del periodismo para averiguar quiénes eran estas personas?”, se pregunta la periodista mientras lamenta que en Colombia se registra la muerte con números.

Es una lucha estética por la libertad, la dignidad de la vida, la memoria, por ponerle la cara al horror y poder pensar el horror, mirarnos al espejo como sociedad”, dice María Belén Sáez de Ibarra, quien añade que “tenemos que dolernos un país completo que está quebrado, que está regresando, y que tenemos que recoger los fragmentos que deja el tiempo de la violencia”.

Vidas robadas” reúne los rostros e historias de 70 víctimas mortales confirmadas y documentadas hasta el jueves 20 de mayo de 2021. En promedio, estas personas murieron a los 25 años.

“Pensé que esta obra (Fragmentos) marcaba un punto final, que hablaba del pasado. En este momento sé que no es así, que el proceso de paz está agonizando, pero por eso mismo esta obra adquiere más fuerza porque muestra la hoja de ruta y el futuro a seguir… nos muestra que, si dialogamos entre colombianos, y no nos matamos, podemos desarmar al país y construir espacios como este porque el arte es vida”, concluye Doris Salcedo.

Vidas robadas” es una acción de memoria que se realizó urgentemente y en tiempo récord editando e imprimiendo imágenes de las víctimas.

El 1º de junio, día de la inauguración, 35 músicos del Conjunto de Estudiantes del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia y las voces de la mezzosoprano Valeria Bibliowicz y la soprano María Paula Gómez, bajo la dirección musical de Guerassim Voronkov, interpretaron “El Réquiem IV Lacrimosa” del compositor húngaro György Ligeti, víctima de la persecución nazi y del aislamiento de su país en los años 40.

Vidas robadas” está instalada en Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria, para ser visitada por el público hasta el domingo 27 de junio de 2021.

[email protected] / @LiarteconArte

* “Fragmentos”, la concepción de la obra sobre las víctimas plasmada en documental.

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