Hace unos meses le propuse a la Galería Sextante hacer el ejercicio de promover sus exposiciones en medios de comunicación y el resultado ha sido maravilloso.

El periodismo me decepcionó hace varios años. Durante mucho tiempo fui la periodista que defendió a capa y espada el periodismo digital y el afán de clics hasta que perdió el rumbo ante los buscadores y el SEO.

El día que un ingeniero me dijo qué tenía que escribir y cómo escribirlo me desilusioné del periodismo porque esa tendencia dejó, casi que por completo, a un lado el contenido cultural.

En los últimos años me he dado cuenta de que lo anterior es cierto, pero no del todo, porque en mi ejercicio de relaciones públicas he podido conectarme con una cantidad de medios culturales, universitarios y nativos digitales que sí les interesa difundir y promover la agenda cultural.

Algunos de estos proyectos son liderados por artistas o mediadores culturales, pero muchos otros son liderados por periodistas que, como yo, apuestan por las narrativas culturales.

Hace unos meses le propuse a la Galería Sextante hacer el ejercicio de promover sus exposiciones en medios de comunicación y el resultado ha sido maravilloso.

Sextante y su Taller Arte Dos Gráfico son de lo más legendario que hay en Colombia, así que el prestigio abre una gran puerta para la difusión. Sin embargo, desde mi punto de vista, las artes plásticas expuestas en galerías han perdido protagonismo en los medios de comunicación tradicionales, a diferencia de la programación de museos, ferias de arte o subastas.

Casi que al mismo tiempo que me desilusioné del periodismo, me cuestiono el porqué la cultura y el entretenimiento son vistos, por lo menos en Colombia, como dos opuestos.

No sé si tiene que ver con la división de hace siglos de la alta y la baja cultura, o porque en los últimos años el cine, el teatro y la música (hasta la clásica) se han popularizado más; o porque es más fácil hablar de los artistas de los que ya sabemos (Fernando Botero, Doris Salcedo, Beatriz González) y dejar de lado otras propuestas más actuales y contemporáneas.

El caso es que, para mi sorpresa, sí hay periodistas y medios interesados en publicar información de las exposiciones de Sextante. Y no sólo publicarla, sino compartirla en sus redes sociales, una acción que multiplica la comunicación.

De hecho, estoy gratamente sorprendida de que muchos medios digitales enfocados en música, deportes o estilo de vida les abran espacio a las exposiciones de arte.

Si las galerías y los artistas entienden que la exposición en medios de comunicación ayuda a que estén en la memoria de la gente (como ya lo está San Felipe, por ejemplo) con el paso del tiempo las personas podrán tener entre sus planes ir a las exposiciones (y no sólo el día de la inauguración).

Eso, desde mi perspectiva, hará que si alguien tiene $500.000 disponibles se decida por comprar la obra de un artista y no cualquier afiche sin sentido que vea por ahí. Es decir, si yo sé que existe una artista que hace un trabajo con el que me conecto y que tiene obra que yo puedo comprar, prefiero comprarle a ella su trabajo; antes de comprar un artículo masivo para decorar mi casa. Eso, si yo sé que existe esa artista… Si no sé que existe, pues no le compraré, obvio.

En Bogotá, las galerías de arte están distribuidas, generalmente, por sectores como Teusaquillo, Chapinero, La Macarena.

Frecuentemente, mis planes son ir a almorzar en la Zona G o en la Zona T, pero antes visito las galerías que quedan por Quinta Camacho, Rosales o El Nogal. Y las que quedan por mi casa (La Macarena), trato de visitarlas frecuentemente. Esta dinámica me permite conocer artistas, conocer su trabajo y fichar obras que quiero comprar.

Entonces, como todo es una red, no sólo caminar y visitar las galerías permiten este acercamiento; y no basta con que cada galería publique en su sitio web o redes sociales lo que quiere comunicar. Debe haber un trabajo colaborativo entre medios tradicionales, agendas culturales, medios nativos digitales, pódcast, videos, reseñas y cuanto recurso hay actualmente para difundir información.

Cada una de estas acciones le llega a un público determinado, así que entre más acciones más público tendrá la oportunidad de enterarse de la movida cultural de la ciudad, y con suerte más gente tendrá la curiosidad de entrar a una galería y de conocer a un artista.

Así que después de mucho criticar el periodismo cultural, hoy lo valoro mucho más y respeto enormemente el trabajo de quienes apuestan por este contenido. Gracias a ellos, hoy me puedo dedicar a apoyar la difusión de proyectos culturales, un trabajo que me satisface y me llena de felicidad porque siempre me gustó escribir y dar a conocer las historias de artistas que hacen su trabajo con honestidad.

[email protected] – @LiarteconArte 

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