Polémica y controversia son conceptos que siempre han estados ligados al trabajo de Banksy, y la exposición “Banksy: ¿genio o vándalo?” no se escapa de esta realidad y desde antes de su apertura molestó a muchos porque, en teoría, no se debe pagar por ver el arte callejero.
Esta discusión es bastante compleja porque entonces un grafitero no podría soñar jamás con tener la representación de un galerista o de mostrar su trabajo en otras ciudades. También me parece discutible pensar que hay un arte digno de pagar para ver, o que no es necesario reconocer económicamente el trabajo de alguien.
Para ver “Banksy: ¿genio o vándalo?” hay que superar todo lo anterior y entender que en una exposición, además de la obra, el mensaje es importante. Esto lo digo porque en esta muestra no todas las obras son originales, pero la verdad no creo que importe mucho porque lo que se ve desde el particular y desde el contexto es tan poderoso que es imposible no pensarse como ser humano desde la situación política, social, bélica y económica que Banksy denuncia.
“Ejercicios tempranos para aprender a contar”, “Alfombra de bienvenida”, “El amor está en el aire” o “Niña con globo” son las obras que más me gustó ver en “Banksy: ¿genio o vándalo”, exposición que está abierta hasta el 31 de diciembre en la Villa Adelaida, una casona ubicada en plena séptima de Bogotá que tiene un siglo de historia.