Hace poco me vi la serie “Cristóbal Balenciaga” en Star+ y me encantó. La moda no es mi fuerte, así que no puedo decir qué tanta ficción tiene el guion, pero en general es una serie bien hecha, con personajes interesantes que navegan varias emociones, diversas locaciones y un vestuario glamuroso.

Cristóbal Balenciaga”, según la sinopsis, cuenta la historia de un hombre que, a través de su talento natural, constancia y olfato para los negocios, se atrevió a desafiar su estatus social como el hijo de una modista y un pescador, convirtiéndose en uno de los diseñadores más relevantes de todos los tiempos.

La producción se torna como un “retrato sobre la búsqueda de la identidad frente a las adversidades y el desafío de las convenciones sociales a lo largo de los años”, así que el espectador tiene la posibilidad de seguir el avance de Balenciaga en el mundo de la alta costura mientras se debate en el estilo propio, las críticas, el contexto político y social, y la relación con su compañero de vida, su madre y España.

Lo único que sé de Balenciaga es lo que aprendí, leí y vi en mi museo preferido, el Thyssen-Bornemisza de Madrid. Hace unos años exhibieron “Balenciaga y la pintura española”, una exposición en la que, como su nombre lo indica, daban a conocer la relación del “diseñador de moda más admirado e influyente de todos los tiempos con la tradición de la pintura española entre los siglos XVI y XX”.

Según esta exposición, curada por el español Eloy Martínez de la Pera, gestor cultural y comisario de exposiciones de arte y moda, el arte y la cultura española siempre estuvieron muy presentes en el trabajo de Balenciaga; y este tema apenas de toca rápidamente en un capítulo de la serie (que en total tiene seis episodios).

“Las líneas simples y minimalistas de los hábitos religiosos o el volumen arquitectónico de estos tejidos son una constante en muchas de sus piezas”, se lee en el texto curatorial que, además, añade que el diseñador español revisaba constantemente la historia del arte para reinterpretarla en sus creaciones, como “el aire de la bata de cola de una bailadora flamenca que se deja ver en los volantes de algunos vestidos, los brillos del traje de luces de un torero trasladado con maestría al paillette bordado de una chaqueta bolero, o la estética de la indumentaria en la corte de los Austrias reflejada en las negras telas aterciopeladas adornadas con azabache”.

La museografía o puesta en escena de “Balenciaga y la pintura española” era encantadora porque la sala totalmente oscura albergaba tanto las creaciones del diseñador como los cuadros en los que se inspiró.

Las pinturas, la fotografía y el video permiten capturar momentos específicos de la vida, y la historia del arte siembre ha estado cargada de moda. Sin embargo, es bien interesante conocer que en esas obras religiosas y de la realeza Balenciaga encontró el elemento fundamental que usó en sus creaciones cuando vivió en Francia tras huir de la guerra civil española.

En total, 400 años de historia del arte estuvieron representados en 60 vestidos de Balenciaga con una museografía que dialoga entre la moda y la pintura, y la tradición y la modernidad. Y así como los pintores clásicos se esforzaron por plasmar los detalles de los vestidos (y el estatus que eso representa), Balenciaga se esmeró por rendirles tributo.

Los colores de El Greco, las flores de los bodegones, el bordado típico en los retratos de Ana de Austria o de Isabel de Valois, las obras de Francisco de Goya y el trabajo de Francisco de Zurbarán (pintor y primer diseñador de la historia de la pintura) fueron piezas clave en la inspiración de Cristóbal Balenciaga.

Balenciaga y la pintura española” fue en el 2019, pero los recursos digitales del Thyssen-Bornemisza son fantásticos y todavía está disponible la visita virtual, así como todos los recursos que incluyen videos y el catálogo.

Y para seguir explorando el legado de Balenciaga, es necesario dar un borondo por el Museo Balenciaga de Guetaria, que se dedica a “preservar e incrementar estas colecciones y hacerlas más accesibles y abiertas”. Creo que todo aquel que quiera inspirarse en este diseñador debe saber que en el sitio web de este museo se puede acceder a publicaciones sobre moda, patrimonio, y a cursos de técnicas de alta costura.

Desde mi punto de vista, la serie “Cristóbal Balenciaga” deja claro que es el creador de la modernidad de la silueta que tiene la moda actual, pero queda en deuda con el legado español. Lo bueno es que estamos en una época en la que fácilmente podemos investigar y aprender otros puntos de vista.

Luego de ver la serie de Star+, agradezco la oportunidad que tuve de ver “Balenciaga y la pintura española” en el Thyssen. Me encanta de recorrer los museos porque aprendo cosas fantásticas y con Balenciaga se aprende parte de la historia de Europa.

[email protected] / @LiarteconArte

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