En contra

Publicado el Daniel Ferreira

Los escogidos, de Patricia Nieto

Los escogidos. Libro. (Ed. Silaba. También en Editorial Universidad de Antioquia).

Caratula-Los-escogidos

Hay cuerpos. Cuerpos en trozos. Cuerpos destrozados. Cuerpos que bajan por el río.  El cuerpo como epicentro de la violencia, como despojo. El cuerpo como conquista del territorio, que es el botín favorito de una guerra por el control de la tierra. Cuerpos cortados. Cuerpos rellenos de piedras y lanzados desde un puente. Cuerpos que encuentra un niño pescador y que vuelve a encontrar años después cuando se haya convertido en anciano, y es un cuerpo encontrado el que hará decirle a su nieto que lo embarque de nuevo y deje pasar, porque está prohibido rescatar cuerpos que otros quieren borrar para no acabar convertido en el próximo cuerpo flotante. Cuerpos sin nombre. Cuerpos que tuvieron almas. Almas que buscan cuerpos. Almas sin cuerpo que la gente quiere dominar para obtener dones, o beneficios como la suerte. Cuerpos desprovistos de tripas y alma. Cuerpos que buscan un sepulcro. Hay gente que brinda el sepulcro y un nombre imaginario a esos cuerpos en el río Magdalena. Hay fuerzas espirituales sin descanso que ofrecen protección a cambio de oraciones. Hay un forense, un sepulturero, un animero, un huérfano, una antropóloga, una madre sin hijos conectados todos por esos cuerpos. Todos buscan reconstruir el destino de esos cuerpos. Hay un río por el que bajan cuerpos desde hace 60 años, dice la autora. Pero bajan cuerpos desde tiempos inmemoriales porque en lengua Yariguí, antes de ser llamado río Magdalena, se llamó Caripuaña, río de los muertos. Hay almas en pena. Pero no reflexiones esotéricas, sino morales y éticas y poéticas y políticas con respecto al cuerpo. El cuerpo, epicentro de la barbarie. El cuerpo de los demás como apropiación, como vejación, como destrucción. El cuerpo como punto de partida de la violencia y el río como lugar de llegada. Cuerpo y río, escenarios de guerra. Hay cuerpos que alguien busca con las palabras. Hay cuerpos que nadie ha visto. Hay cuerpos que alguien esconde. Hay cuerpos que alguien calla. Si descartamos las metáforas, hay gente que fue asesinada y desaparecida por perpetradores innombrables. Los  ríos, las carreteras, han sido la fosa común de la guerra en Colombia. Patricia Nieto se pregunta reiteradamente por qué escribe este libro de crónicas. Escribir parecer ser un acto  de invocación chamánica para descifrar un secreto: a quien matan, por qué desaparecen a los matados, quién los mata. Pero la única fuente, la única huella, la única prueba está en esos cuerpos. El cuerpo es el territorio. Dominar el cuerpo es dominar el territorio.

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