Adiós al amigo, de Iván Gaona

Hay algo en el cine que están haciendo Iván Gaona y la productora La Contrabanda desde las montañas de Santander que conecta con la gente. Creo que tiene que ver con construir relatos cinematográficos con elementos de lo popular. Y sin la verticalidad y artificialidad de las producciones industriales. Musicalizan sus películas con intérpretes e instrumentos locales, sonidos locales, guabinas modernas, aires de torbellinos y esa fusión de carranga y rumba criolla renombrada Rasqa por el compositor Edson Velandia. Los escenarios son paisajes naturales reconocibles para los propios habitantes y sorpresa para los que no han estado en Santander. El trabajo de arte para la construcción de los trajes usa confecciones tradicionales con desgastes sutiles sin caer en el figurín de las series de plataforma. Los actores han sido en su mayoría actores naturales, vecinos de Güepsa y otras regiones, como naturales son sus registros de voces boyacenses, santandereanas, antioqueñas, cachacas. Es un arte de la auto representación en el que están haciendo escuela.

Los temas que han tocado también nos conciernen a todos como colombianos. En Pariente (2016) presentaban el régimen de terror que se instaura en sociedades que han vivido bajo el control social de los grupos armados en sitios donde el Estado ha estado ausente o sus funciones fueron suplantadas. El terror es del pueblo contra el propio pueblo. En Adiós al amigo (2025), plantean un examen de las consecuencias morales de la Guerra de los mil días.

En un camino santandeano asolado por el clima del bosque seco y tras tres años de la guerra más cruenta que se recordará, se encuentran un desertor de los dos ejércitos y un fotógrafo huérfano con la misma misión: encontrar a un hombre. Tras librarse del fusilamiento seguro por traición a su bando, el soldado Duarte Amado reta al retratista a salvar su honor buscando al hombre que mató al padre del fotógrafo, un coronel de las fuerzas regulares deshumanizado por la guerra.
Por el camino de hierro van encontrando a otros compañeros que se suman al viaje: una viuda a la que la comunidad acusa de bruja, un aristócrata fuera de tiempo y lugar con su comitiva y sin privilegios, la cuadrilla peregrina del general Rafael Uribe Uribe y la cuadrilla del general Casabianca que custodia el paso obligado del camino a la capital.

El tema de la historia no es la guerra en sí, que está parodiada por la rusticidad y carencias, sino sus consecuencias y el perdón. La solución al conflicto de cada uno de los protagonistas está en su propio corazón, en la capacidad de sobreponerse al propio rencor y perdonar al enemigo y reconocerlo como su igual y ayudarse mutuamente para poder seguir viviendo.

Uribe Uribe, Casabianca, la viuda, el retratista, el aristócrata, el soldado raso, el coronel ambicioso, son ciudadanos de todas las regiones y posan por momentos para que el futuro, sus descendientes, los vean por primera vez retratados. En ese país que nos muestran, la guerra fue entre hermanos, y los pobres no tenían ni café, ni maíz, ni tierra, ni derecho a ser recordados.

Tras una cosecha de reconocimientos en festivales (premio del Jurado en el Festival de Cine de Tokio, premio del público en Festival de Cine de Cartagena), regresa y se estrena en salas de todo el país del 7 al 13 de agosto de 2025.