De niña se imaginó pintando cuadros, pero conoció la historia de Marie Curie y de inmediato se enteró que lo suyo no serían los pinceles y óleos sino los tubos de ensayo y las probetas. Wu nació en Hong Kong a comienzos de la década de los años cuarenta en el marco de la ocupación japonesa, y veinte años después ya estaría de viaje rumbo a los Estados Unidos para dar inicio a sus estudios superiores, con una beca que le permitió cursar toda su carrera en el Vassar College.
Sus años universitarios se vieron marcados por un ambiente racista que se respiraba en el campus y en las aulas, y sin embargo Wu no dejaría que algunos episodios aislados medraran en su afán por convertirse en física y obtener su título para 1963, y al año siguiente su doctorado. Y sería durante un verano en Vassar, cuando Wu visitó el Laboratorio Nacional de Brookhaven y empezó a despertarse ese interés particular por la física de partículas.
Para 1970 Wu obtendría otro título de Física, esta vez de la prestigiosa Universidad de Harvard, y para finales de esa década pasará a ser integrante de la Colaboración TASS y a vérselas por vez primera con un acelerador de partículas, siendo ella la que se percatara en 1974 de una partícula que une, pega o enlaza los quarks para formar protones y neutrones.
Wu se valió del acelerador de haces con protones de alta intensidad para bombardear un objetivo concreto buscando generar una lluvia de partículas, efecto al que se le conocería como “evento de tres chorros”. Los resultados pudieron ser demostrados y las conclusiones serían dadas a conocer en varias revistas científicas.
Esta partícula recibió el nombre de “gluón”, y fue un piñón fundamental en las investigaciones llevadas a cabo en el MIT por el equipo de Samuel C.C. Ting, y por lo que dos años más tarde recibiría el Premio Nobel de Física, y de la misma forma todo su equipo sería galardonado en 1995 con el Premio de Física de Partículas y Alta Energía de la Sociedad Europea de Física.
Experta en descubrir partículas subatómicas que en principio sólo son concebibles en la imaginación, y esta vez empleando el avanzado Gran Colisionador de Hadrones (LHC), Wu también sería determinante para el hallazgo de la partícula de Dios, siendo parte de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) y aportando sus investigaciones sobre los dos canales de desintegración.
Los científicos llevaban décadas tratando de encontrar esta misteriosa partícula. Muchos habían sido los intentos fallidos, las presunciones vanas, las falsas expectativas y las múltiples decepciones, y hasta que finalmente en la Pascua de 2011 el equipo de Wu alertó sobre la posible revelación de esa anhelada partícula. Y sin embargo no sería así, y esta vez también se trataría de una falsa alarma. La noticia ya se había filtrado hasta llegar incluso a varios blogs en Internet, y en gran parte la culpa recayó sobre esta científica que estaba en ese momento a cargo de dicha gestión.
A pesar de todo el incidente no pasó a mayores y la espera tampoco tuvo que ser tan larga, ya que un año más tarde el mundo científico anunciaba uno de los más grandes hallazgos en la historia: el descubrimiento del anhelado y perseguido bosón de Higgs, y con lo cual se asciende un escaño en nuestro afán por explicar el universo y su contenido.
La científica china, nacionalizada estadounidense, ha oficiado como profesora en varias importantes universidades; ha recibido cantidad premios, honores y membresías; ha participado como conferencista en un sin sinfín de mítines y foros; ha publicado artículos científicos hasta el cansancio y ha sido mentora de decenas de estudiantes de doctorados, y de esta forma continuará su tarea incansable de auscultar en los misterios microscópicos, y hasta poder develar los secretos del alma. Actualmente dicta clases en la Universidad de Wisconsin-Madison, siendo nombrada con el título de Profesora Distinguida de Física Enrico Fermi.