Nación en una familia rusa de condición media. Creció en una ciudad pequeña y rural, en donde su padre era el profesor de Matemáticas de la escuela, y de allí que desde muy pequeña Olga se interesara por el cálculo, la aritmética y el infinito mundo numérico. Por medio de un juicio sumarísimo -aquel que se emite con velocidad relámpago para condenar a un sujeto que conspira en contra de la causa-, su padre sería condenado por el régimen totalitarista de Stalin y ejecutado en cuestión de pocos días. Las dos hermanas de Olga se exiliaron, mientras que Olga insistió con quedarse en su ciudad hasta tanto no terminara sus estudios básicos, exponiéndose en adelante a ser tildada como la hija de un traidor. A sus 19 años, y a pesar de haber obtenido excelentes resultados en la prueba de acceso a la Universidad de Leningrado, Olga no sería admitida, por lo que ingresaría entonces a la Escuela Normal de Leningrado, donde permanecería hasta 1941, año en el que regresó a su ciudad natal, Kologriv, para dedicarse a la enseñanza y convertirse en la profesora de Matemáticas de esa misma escuela en la que enseñaba su padre. Gracias a la intervención de la madre de una amiga, para 1943 Olga consigue finalmente su aprobación y es admitida en la Universidad de Moscú. En 1947 se casa con un profesor de Matemáticas de la Universidad de Leningrado, y cuatro años más tarde concluye su tesis de grado, la cual no podrá defender sino hasta dos años después, cuando por fin muere el dictador Stalin. Olga siempre fue considerada como una rebelde frente a los propósitos de la Unión Soviética, y sin embargo no declinó en sus trabajos investigativos, sabiendo abrirse paso ante las adversidades que le impedían ocupar los puestos que por sus capacidades mereció. Fue así como en 1961 se convierte en profesora titular de la Universidad de Leningrado y en directora del laboratorio de Física Matemática del departamento de San Petersburgo del Instituto de Matemáticas Steklov, y unos años más tarde presidiría La Sociedad Matemática de San Petersburgo, además de convertirse en miembro de número de la Academia de Ciencias de Rusia. Su empresa se compila en más de 250 trabajos sobre las matemáticas. Entre sus amistades más íntimas se cuenta la que sostuvo con el escritor ganador del Premio Nobel, Aleksandr Solzhenitsyn, y el mismísimo Einstein se refirió a ella como un “genio matemático”. Estudió las ecuaciones hiperbólicas, así como también la unicidad de la convergencia de las series de Fourier, pero su mayor contribución sería su desarrollo del tratamiento funcional analítico de problemas no lineales estacionarios, expuesta en La Ecuación Navier-Stokes y relativa con los fluidos dinámicos y las ecuaciones diferenciales parciales, permitiendo predecir con mayor exactitud el movimiento de las nubes en las tormentas y pronosticar así con mayor acierto los cambios climáticos. En el 2002 fue galardonada con la Medalla de Oro de Lomonosov por la Academia de Ciencias rusa. Sus hallazgos han contribuido a otros campos científicos como es el caso de la meteorología, la aerodinámica, la oceanografía y la medicina cardiovascular, además de haber servido para inspirar los trabajos de otros científicos que la sucedieron, como las investigaciones del afamado John Nash. Incansable, Olga Ladýzhenskaya muere a la edad de los 81 años.